Máximo Académico 10. El lenguaje: Cómo detectar jefes que te harán perder el tiempo y tu energía

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  1. El lenguaje: Cómo detectar jefes que te harán perder el tiempo y tu energía

 

Lo que sigue lo enseñan más en las universidades privadas que en las públicas. Es básico, tanto si vas a ser jefe como si no. Olvídate de derechas-izquierdas, cristiano-ateo, pijo-heavy; esto es un regalo para la mente, el trabajo y la vida. Lo leo y lo entiendo a los 18 y hoy Nete, mi padre, es presidente de una multinacional familiar. Yo lo leí este año porque es obligatorio en la asignatura del profesor Miguel Táuler (7).

 

“Líder es quien descubre lo que los otros son incapaces de ver”, aprovecha una serie de potencialidades y crea un marco organizativo. Con sentencias como ésta los autores de la monografía de Aedos Antropología de la acción directiva (11), Leonardo Polo y Carlos Llano, ofrecen informaciones y análisis que evitan que cualquier persona con responsabilidades directivas o previsión de tenerlas malgaste una parte destacada de su tiempo con acciones propias o ajenas de efectos perversos. Filosofía teórica, práctica y empresarial unida en un libro; todo un regalo para la mente, el trabajo y la vida.

 

Antropología de la acción directiva, editada por Aedos, ayuda a que la malicia y falsedad queden detectadas y anuladas a tiempo por cualquier directivo, o aspirante a serlo.

 

NO HAY DIRECCIÓN DE COSAS, HAY DIRECCIÓN DE PERSONAS

 

Tras la lectura de la obra de estos dos autores que parecen tener mentes limpias y ordenadas, el lector descubre con exactitud en qué no hay que perder el tiempo o con quién. En sus primeras páginas ya advierten que hay que entender al hombre siguiendo –de forma abierta– el “método sistémico y no limitarse al análisis”, que es legítimo, pero insuficiente “para afrontar la complejidad de lo viviente y lo humano”.

 

Además remarcan, para no perder el rumbo, que parten de dos tesis clave para entender mejor toda la información posterior: la actividad productiva (la de los empleados) es distinta a la directiva, hay que entenderlas sin disociarlas, y que “la más alta forma de conexión entre los hombres reside en el leguaje y no en el dinero”, tesis ésta que ahorraría, de ser Cómo detectar jefes que te harán perder tiempo y energía entendida y aplicada, muchos disgustos a naciones enteras, especialmente en un momento como el actual en el que la crisis financiera, y luego económica, demuestra que poderes personales públicos y privados no pensaron lo mismo y sus consecuencias son sufridas por otros mortales de forma numéricamente masiva.

 

LA COMUNICACIÓN ES LA CLAVE

 

Los nueve capítulos del libro analizan, con estos títulos, la compresión de la realidad humana, la anulación de la dirección, los miedos del directivo, tres mentalidades, la veracidad del directivo, los hábitos, qué es dirigir, la deliberación como ideal organizativo y los denominados potenciales dinámicos.

 

Todo el contenido está dirigido, en principio, a las personas que dirigen o dirigirán empresas. Y ¿qué es empresa? “Un modo de organizar la actividad humana que genera valor añadido”. El libro vale menos, o no vale, para los que se conforman con el mero subsistir, para los que no sienten ilusión en ir más allá, crecer y aportar.

 

Por encima de todo el contenido del libro vuelan máximas como éstas: Las relaciones sociales se basan en el lenguaje; todo lo que afecte a la integridad del lenguaje lleva consigo una debilitación de la organización social; si la organización es una empresa o institución, el diálogo es todavía más necesario y los defectos en esta materia lesionan la organización de un modo muy agudo.

 

El error es una consecuencia de la ignorancia y consiste en atreverse a hablar de lo que se ignora; la precipitación también puede llevar al error; los hombres de acción están por ello más expuestos al error por no haber sincronía entre acción y teoría. Por todo ello, un buen directivo piensa, y piensa mucho; y por lo tanto está obligado también a escuchar.

 

DETECTAR ‘CAPITANES’ NO PREPARADOS

 

“Un directivo no debe estropear a los hombres que dirige”, ello contradice la propia esencia de la dirección. Esta otra tesis de la obra de Polo y Llano, que en principio nadie podría rebatir, es un torpedo en la línea de flotación de tantos y tantos directivos públicos y también privados que se mantienen arriba, en el poder, en la superficie, a pesar de su mediocridad demostrada para ejercer la dirección.

 

Ese tipo de supuestos directivos cae por su propio peso delante de muchos de los contenidos de la monografía Antropología de la acción directiva; de hecho, otra de las utilidades de la lectura de la obra puede ser aprovechada por los dirigidos a la hora de detectar “capitanes” no preparados para dirigir el barco que asegura su sustento y bienestar a cambio de su dedicación laboral.

 

Aunque la obra, en principio, se orienta al mundo empresarial, los lectores informados de la actividad de sus gobernantes y equipos nombrados por ellos en el sector público se verán como dotados con una vista de águila sobre las acciones de los que ostentan de forma temporal el poder político. Les ayuda a alejar el mito del poder y al tiempo valorar de forma inteligente a los que por méritos lo ejercen con responsabilidad, eficacia y respetando el interés común y los bienes públicos.

 

La obra es en esencia una crítica a la mediocridad de la dirección y una fuente de información para detectarla y evitarla sin detenerse demasiado o nada en lo que la experiencia y el conocimiento, transmitido sobre todo en la familia y la universidad en la etapa de la formación, deben dejar y dar por hecho.

 

Es precisamente un escenario de “completa corrupción” el que utilizan los autores para explicar lo que ocurre cuando se anula la dirección: la falta de “un proyecto viable” y la Mentira y el Miedo con mayúsculas.

 

La información y los análisis de Polo y Llano son rotundos para cualquier persona que considere que la empresa y el libre mercado, el sistema en el que vivimos, es el humanamente más adecuado en el mundo actual, con todos sus miles de millones de seres humanos. Los lectores que aborden la obra con prejuicios ante el sistema de libre mercado, la familia o incluso la religión, los tres tan reales como la vida misma, no podrán sacar provecho de la Antropología de la acción directiva.

 

“Una empresa no se puede organizar más que desde la comunicación”. “Un directivo es” una persona “que enfrenta problemas” y en su reacción y solución está el mérito. “El ser humano es el primer agente económico”.

 

La antropología es clave para que las soluciones no sean “mera cataplasma”, sin ella, la economía y la sociología “pueden dar lugar a conclusiones equivocadas”. Centrarse en el porqué y no sólo en los síntomas. Todo depende de la seriedad con que el hombre se tome a sí mismo y su dimensión espiritual… Estas sentencias y otras son expuestas por los autores antes de abordar de lleno “los miedos del directivo” y su manejo.

 

Una forma previa de entrar en este asunto clave en la vida humana y de la acción directiva, en particular ante situaciones en las que un ser humano demuestra que realmente es un directivo y maneja los recursos que tiene, con el papel especial de sus colaboradores.

 

“Desde la resistencia se puede pasar al ataque”; esto no debe olvidarse nunca en situaciones de Cómo detectar jefes que te harán perder tiempo y energía crisis o a la hora de enfrentar desde la dirección problemas graves. “Si un directivo se deja dominar por el miedo, se anula”; “no saber adoptar una actitud acertada ante el miedo comporta la destrucción de la dirección”, sentencian los autores.

 

VAMOS A HACERTE UN TEST

 

¿Eres de mentalidad: empresario, funcionario o propietario?

 

La capacidad de resistencia y ataque definen el grupo de pertenencia. Polo y Llano utilizan un elenco de reacciones ante una misma situación que define perfectamente si eres empresario o no, si vales para dirigir o no, para dirigir de verdad y con la verdad.

 

Éstas son, en esencia, las tres mentalidades: el empresario arriesga y ataca; el funcionario no acepta el riesgo; el propietario conserva y saca fruto. Es divertido comprobar a qué mentalidad pertenece cada uno al leer esta parte de la monografía. Todos los seres humanos pueden verse reflejados en alguna de las tres, al menos en la sociedad actual occidental.

 

¿TODO ES MENTIRA?

 

“La vida social consiste en una serie de entrevistas continuas”; Sí, No… la frase es llamativa y sirve a los autores para ofrecer un relato certero y agudo de lo que pasa y cómo pasa en lo referente a la mentira, los silencios, la ocultación de información y su difusión; un texto breve y directo que permite separar el grano de la paja en la vida cotidiana, en la comunicación con los demás, no sólo en la vida de empresa.

 

Nadie en un entorno laboral, e incluso familiar o político, debería olvidar el siguiente párrafo que aparece en la página 73 del libro:

 

“Todo lo que pueda beneficiar a la institución no debe guardarse para uno mismo pues, aunque parezca que así se consigue alguna ventaja particular, a la larga es perjudicial incluso para el que se reserva la información: si la institución va mal, eso afecta a todos. Cuando uno no quiere que todos puedan ganar, todos pierden” ¡No lo olvides nunca!

 

TEORÍA DE LOS JUEGOS

 

Si te suena, si has puesto cara a lo narrado es que tienes o has tenido un directivo malo. Esto, que, como dicen Polo y Llano, es patente en la teoría de juegos, es una observación clave a la hora de evitar perder el tiempo, e incluso años o toda una vida, a la hora de dirigir o ser dirigidos.

 

La mentira, el error, la doblez; sustantivos claves en la vida de cualquier persona, incluso para la persona más simple, inculta o pobre, adquieren en Antropología de la acción directiva una dimensión sencilla, clara, breve, directa y genial, sin olvidar que el que se equivoca no lo hace, de entrada, queriendo; y que la mentira se hace queriendo. El error implica ignorancia, pero el que no sabe y lo dice evita el error… todo para llegar a un asunto clave: al directivo le debe gustar pensar. La precipitación en las decisiones sin dar tiempo al conocimiento evita el acierto. La doblez es faltar a la palabra dada y a veces es la peor forma de mentira.

 

“El hombre maduro debe saber, con la información disponible y los hábitos adquiridos, hacerse cargo de lo nuevo o de lo excepcional”, éste es el mensaje con el que se puede hacer frente a todo o casi todo lo que esté por venir en el trabajo de la dirección; y no olvidar que los errores se pueden corregir.

 

APROVECHAR POTENCIALIDADES

 

Aprovechar y actualizar las potencialidades es una las misiones claves de la dirección. La obra pone certeros ejemplos, a la par que sencillos, con los que cualquier persona con potencial de dirección se podrá preguntar si habría hecho lo mismo. Con carácter moralizante, los autores advierten a la vez del peligro del directivo autoritario, y del que no se da cuenta de que las personas que trabajan en la empresa también pertenecen a otras instituciones como la familia a la que sustentan en todo o en parte. Y si el directivo no asimila que los fines que debe servir no son sólo los de una empresa concreta, se puede perder especialmente a la hora de mandar, de dar órdenes.

 

Dirigir exige “una constante profundización en la alternancia entre mandar y obedecer”, remarcan los autores tras analizar los procesos de dar órdenes; de mandar.

 

Para que todo funcione es imprescindible deliberar y comunicar. Los malos directivos rehúyen los problemas y aplazan las decisiones para su solución. Hay muchas maneras de dirigir, de cambiar la conducta de otros. La conducta nunca cambiará exactamente como pretende la orden dada.

 

Para mandar hay que saber obedecer y para obedecer hay que saber mandar. Conviene que la comunicación se establezca antes de la toma de decisiones para que sea más probable que la orden y la conducta vayan de acuerdo; y siempre que se pueda es mejor no tener que obedecer a ciegas. Tomar parte de la deliberación favorece la unidad de una organización.

 

Todas estas son conclusiones finales de varios de los capítulos del libro respaldados con ejemplos prácticos reales y razonamientos y citas filosóficas de naturaleza permanente, en buena parte de los casos, en la historia de la Humanidad. La descoordinación, la miopía de directivos en una situación como la actual de dura competencia comprometen el futuro de la empresa.

 

Una sentencia final, en el sentido de definitiva, que remarcan los autores es que dirigir hombres no es una técnica; sin humanismo el directivo no vale.

 

Si has llegado hasta aquí en la lectura de este capítulo, felicidades, ¡eres grande, pequeño! Serás jefe o jefa.

 

Pero, en su caso, no olvides que a la larga no sobreviven los más fuertes, si no los que se adaptan, según el naturalista del siglo XIX Charles Robert Darwin. Por otra parte, como remarca el ex presidente de España Felipe González y muchos periodistas de la sección de política, en algunos países y organizaciones suele ‘ganar’ el que más resiste.

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