Ya era casi la hora de cierre en un periódico

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Una noche cualquiera  en las Bodegas y Viñedos Tampesta,  entre el Páramo, Los Oteros y Tierra de Campos

Ya era muy tarde, casi la hora de cierre en un periódico. Al entrar se elevan como torres de rascacielos en Manhattan unos diez depósitos plateados que albergan desde hace semanas el mosto de la uva recién prensada para ser vino. Son como altas columnas de un nuevo gótico luminoso y mínimo.

Ya es vino. La cata a dos manos, en una, copa de cristal grande, en la otra, otra copa.

El bodeguero empieza con el ‘clarete’, un vino rosado joven de una uva que sólo se da en estas tierras de arcilla, ríos y cereal: el prieto picudo joven. Sensacional, un 10; al momento, otro, pero esta vez del depósito destinado a la uva de la finca Golán, de viñedos más viejos. Perfecto.

Analiza cada gesto de tu cara, tus reacciones, más que tus palabras. Al momento te gira 180 grados y ¡zas!, en unos pasos estás ante la gran columna de albarín, la uva con la que hacen el vino blanco de cepas locales creadas con injertos de albariño o verdejo… quién sabe. Fresco y seco a la vez, una sensación imaginaria de estar con el paladar en una bodega de Galicia, pero en el pueblo castellano de Rueda.  La uva albarín sólo se cultiva en esta zona de León y en la zona sur de Asturias.

Tras un momento de relajación, análisis y emisión de sensaciones y opiniones, ahora el vaso, los dos vasos, los lavamos en el chorro de agua; antes era con el vino nuevo a tomar gracias al chorrito que sale por un largo tubo de cada depósito gigante tras abrir una manivela giratoria.

“Tira por aquí”, ordena el propietario de vinos y viñedos Tampesta, Andrés Marcos Santiago. Bajamos un poco, pasamos a una zona como reservada, más profunda y tranquila. El bodeguero lleva en la mano una pipeta de cristal, larga y ancha.

Hemos entrado en la zona de barricas. El gran debate ahora es: el vino, en barrica de roble americano o el de roble francés. El pedido a los toneleros de un continente u otro será grande y es una decisión que se toma tras años de ver lo que pasa con unas y con otras.

DESDE SONOMA, CALIFORNIA,  A VALDEMIMBRE, LEÓN

Nuestro paladar se lanza directamente sobre una barrica en la que descubrimos un olor en la madera que recuerda a un momento humano vivido en California, en el valle de Sonoma y sus prestigiosas bodegas en una tierra que recuerda mucho a esta de Los Oteros y Tierra de Campos, pero con el olor del pacífico al fondo.

De hecho los misioneros y frailes que evangelizaron esa parte de América eran casi todos de esta zona de España. De ahí marcas de informática como Adobe, que viene del nombre la tierra arcillosa y paja con la que hacen las tapias y ladrillos de casas aquí, en León, y en las misiones de curas allí al norte de San Francisco; auténticos albergues y hospedajes construidos cada 40 kilómetros para que los viajeros a caballo y diligencia descansaran, comieran y durmieran antes de seguir viaje en aquel muy lejano oeste.

Con el tinto barrica descubrimos un próximo 10 en vinos de crianza para 2017. Espectacular.

Salimos. Cruzamos el Camino de La Socollada (estirón y sacudida que dan las velas cuando hay poco viento).  A pesar de la helada, pasamos andando bajo las estrellas y el ligero aire fresco del frío limpio y silvestre a otro sitio.  Resultó ser una antigua e inmensa bodega de otra propiedad en la que las barricas se cambiaron por fogones y mesas, de la bodega al restaurante y con el mismo vino, pero ya en botella de cosecha anterior y comercializado en la hostelería.

LA RESERVADA CUEVA DE MARCOS

El no mezclar ayuda a sentirse en el paraíso,  pero las tapas, las piezas de carne que salieron en un momento, un momentín que dicen por allí, de las brasas de Cueva Marcos de Valdemimbre, ya en la madrugada, te hacen sentir poderoso.  Resulta que además es ganadero; el hombre del restaurante de noche es ganadero de día, y claro sabe de carnes, y mucho.

La Cueva Marcos es un inmenso túnel en forma de U en la que las mesas, horno de leña, brasas y fogones se distribuyen en los numerosos habitáculos escavados bajo tierra  como auténticos reservados fuera de la mirada de curiosos y cotillas. El lugar perfecto para quedar con una fuente confidencial de información. Y para la seducción, porqué no.

ENSAYO GENIAL Y SENSACIONAL

En fin, un bodeguero de la mitad norte de España nos cogió por sorpresa cuando atravesábamos su territorio, nos usó de animales de ensayo con su nueva cosecha de los viñedos y vinos Tampesta.

Nos dio una sensacional madrugada de invierno difícil de vivir un día cualquiera en el territorio urbano de Madrid. Sensacional de sensaciones.

Una caja de tres botellas Tampesta fue directamente de la redacción al restaurante de menú del día en el que varios se juntan a menudo para cenar. El tinto barrica entró estupendo con una fabada asturiana, el clarete espectacular, goloso y bien fresco con un bacalao al ajo arriero, como a la vizcaína; y el rosado Golán  ubérrimo en la conversación con raciones de patatas fritas, bravas, queso tipo manchego  castellano, gambas, orejas y alitas de pollo. REDACCIÓN

BODEGAS Y VIÑEDOS TAMPESTA
Teléfono: (+34) 987 30 43 07
Camino La Socollada, s/n, 24230 Valdevimbre, León – Spain
http://www.Tampesta.es

CUEVA MARCOS
Teléfono: 987 30 41 77 Camino Socollada, s/n
24230 Valdevimbre, León –  Spain

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