TRANSICIÓN El doctor Fauci, el rostro más popular de EE.UU. frente a la pandemia

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Washington, 7 dic (EFE).- «Cuando trabajas con la Casa Blanca, a veces tienes que decir las cosas una, dos, tres, cuatro veces y luego pasan. Por lo que continuaré apretando», aseguraba en marzo el epidemiólogo Anthony Fauci, el elegido por el presidente electo, Joe Biden, como su asesor médico jefe.

De esa manera, el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, en inglés) describía su relación con los presidentes, días después de que su gesto de taparse la cara tras una frase del mandatario Donald Trump se hiciera viral en las redes sociales.

El mayor experto de EE.UU. en enfermedades infecciosas y asesor de seis presidentes, incluido Trump, con quien ha mantenido notorias divergencias sobre la estrategia para combatir el coronavirus, seguirá siendo con Biden una «voz esencial» para informar al público; una labor vital en tiempos de pandemia.

A sus 79 años es uno de los líderes en la lucha contra el coronavirus, aplica sus más de 35 años de experiencia al frente de NIAID y es la cara más popular de la Administración respecto a la covid-19.

Cuando Trump dijo que la vacuna estaría lista «pronto», Fauci, que forma parte del equipo de trabajo de la Casa Blanca frente al coronavirus, clarificó con insistencia que tardaría en llegar entre 12 y 18 meses; cuando el presidente aseguró al inicio de la pandemia que esta acabaría al llegar la primavera, el epidemiólogo matizó que no había manera de saberlo, pues era un virus desconocido.

Y así, en diversas ocasiones a lo largo del año.

De hecho, Trump insinuó que había pensado en relevarlo del cargo, pero luego dio marcha atrás al reconocer la enorme popularidad del médico, de quien se comercializan numerosas camisetas con su rostro y lemas como «En Fauci confiamos».

CUIDANDO LA CREDIBILIDAD

A pesar de rechazar muchas cosas de las que dice el mandatario saliente, Fauci siempre ha hecho equilibrios para no enfrentarse directamente a Trump, una práctica que ya le había funcionado antes, ya que desde 1984 ha sobrevivido como director de NIAID a seis presidentes.

«Uno nunca debe destruir su propia credibilidad y tampoco quiere ir a la guerra con el presidente», apuntó en una entrevista reciente.

El peso de este doctor, que a pesar de su edad continúa corriendo a diario para mantener la salud, en el equipo de la Casa Blanca contra el coronavirus es enorme.

En enero, a Fauci, curtido en otras batallas contra peligrosos virus como el del VIH, le llamaron la atención las noticias sobre una extraña neumonía originada en China, por lo que llamó a altos cargos federales para trabajar desde ese momento en una vacuna.

«Incluso antes de que supiéramos que era un coronavirus, afirmé que realmente sonaba como un tipo de coronavirus-SARS», dijo entonces.

UN VIEJO LUCHADOR CONTRA PANDEMIAS

Su capacidad de anticipación viene quizá de que esta no es su primera experiencia con grandes pandemias, Fauci ya había liderado la lucha del EE.UU. contra el SARS, el ébola y el VIH, entre otros.

De hecho, es toda una eminencia en la lucha global contra el Virus de la Inmunodeficiencia Humana, durante la que ha mostrado su rostro más humano y empático.

Cuando en 1988 activistas se manifestaron delante de la sede del instituto para demandar que se usaran fármacos experimentales en el tratamiento del sida y el VIH, Fauci los sorprendió invitándoles a su despacho.

Un año más tarde, en 1989, se enteró de que el activista de la lucha contra el sida, escritor y productor Larry Kramer organizaba una conferencia en Montreal (Canadá).

El artista había cargado vehementemente contra Fauci en más de una ocasión por su gestión de esa crisis y, aun así, el epidemiólogo decidió acudir a la ciudad para interpelar allí a Kramer mientras paseaba a su perro, los dos hombres acabaron forjando una amistad y trabajando juntos en la lucha contra el virus.

Fauci se mantuvo en el cargo con el presidente Bill Clinton (1993-2001) y con su sucesor, George W.Bush (2001-2009), quien lo puso al frente de su plan para acabar con el sida tras ver su gestión dos años atrás de la crisis generada tras el envío anónimo de una carta con ántrax al senador Tom Daschle. EFE News

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