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Actualizaciones de julio, 2019 Mostrar/Ocultar Comentarios | Atajos de teclado

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    Noticias 24 horas Publicado a las 18:19 el 9 de July del 2019  

    PSOE: LOS LÍMITES PLANETARIOS, A LA CONSTITUCIÓN 

    Las propuestas del partido del Gobierno al resto de fuerzas políticas huelen a progreso, a siglo XXI,  a economía con futuro

    QUIEREN DESARROLLAR TECNOLOGÍA PARA ACUMULAR  LA ENERGÍA QUE SOBRA POR LA NOCHE: RECARGA VEHÍCULOS Y OTROS CONSUMOS

    El PSOE plantea al resto de fuerzas políticas el refuerzo del derecho al medio ambiente contemplado en el artículo 45 de la Constitución: Propone incorporar la consideración de los “límites planetarios” como garantía de un progreso duradero y justo.

    El documento «España avanza» sintetiza las propuestas del partido del Gobierno al resto de fuerzas políticas; sus ideas huelen a progreso, a siglo XXI,  a economía con futuro:

    Estos son más puntos destacados:

    Defender el acceso al agua potable y a la energía como servicios de interés general.

    Total descarbonización en 2050

    Trasladar al precio de la electricidad la reducción progresiva del coste de las energías renovables.

    Bonos a emitir por el Tesoro vinculando deuda pública a financiación de proyectos de bajas emisiones

    “Residuo cero” en el horizonte 2050

    Ley de plásticos de un solo uso, como parte de la Estrategia de Economía Circular

    Gestión de la demanda agua Pacto Nacional del Agua

    Reorientación de la política del agua para anticiparse a los efectos del cambio climático

    Aumentar la seguridad hídrica España y apoyar el enfoque sobre los “ecoesquemas” en la futura PAC para obtener mayores ingresos a agricultores y ganaderos y preservar la rica biodiversidad de España

    Promover consumo de alimentos producidos con criterios ecológicos y de proximidad

    Infraestructuras como herramienta al servicio de la ciudadanía y no un fin en sí mismas

    Pacto por la Industria: Nueva Ley de Industria que permita la adaptación del sector a la globalización, la la transición ecológica y la transición digital

    ACUMULACIÓN DE ENERGÍA y equipamientos para la electrificación del transporte

    Rehabilitación y regeneración en los destinos turísticos más maduros

    Los animales son capaces de sentir emociones, ergo se impulsa una legislación básica que mejore su bienestar

    Consejo para la Seguridad Ambiental, con la participación de los ministerios responsables de energía y clima, agua y biodiversidad, de agricultura, pesca, alimentación, política forestal y lucha contra los incendios forestales, protección civil, sanidad, ciencia e innovación. REDACCIÓN NOTICIAS 24 HORAS

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    Noticias 24 horas Publicado a las 15:46 el 5 de April del 2019  

    DECISIÓN Consejo de Ministros PATRIOTA 

    EL GOBIERNO DE ESPAÑA, presidido por el economista socialista Pedro Sánchez, prohíbe cortar el suministro energético en situaciones climatológicas extremas, como puede ser una ola de frío de calor.

    Ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera:
    Se trata de «poner a la ciudadanía en el centro del nuevo sistema energético»

     

    MÁS INFORMACIÓN OFICIAL

    http://www.lamoncloa.gob.es/consejodeministros/referencias/Paginas/2019/refc20190405.aspx#estrategia

    Transición Ecológica

    APROBADA LA ESTRATEGIA NACIONAL CONTRA LA POBREZA ENERGÉTICA 2019-2024
    • La Estrategia contempla un diagnóstico de la situación, establece la primera definición oficial de pobreza energética y objetivos de reducción a 2025: al menos un 25%, con la meta de alcanzar una reducción del 50%.
    • Se establecen cuatro indicadores de la situación de pobreza energética, que deberán ser actualizados anualmente. Según el indicador empleado, entre 3,5 y 8 millones de personas se encuentran en situación de pobreza energética en nuestro país.
    • La estrategia planeta 4 ejes de actuación con 19 acciones concretas. Entre ellas, la creación de un nuevo bono social energético, universal-para todos los suministros- y de concesión automática.
    • Se prohíbe el corte de suministro en situaciones climatológicas extremas y se amplía en cuatro meses el periodo previo a que la empresa suministradora corte el servicio por impago. En esos cuatro nuevos meses, el usuario recibirá un suministro mínimo vital.

     

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    Noticias 24 horas Publicado a las 18:26 el 22 de February del 2019  

    Ministra con un PLAN hasta el 2030 Y MÁS 

    La Ministra Teresa Ribera ya tiene listo un Plan inteligente hasta el 2050. La responsable de Transición Ecológica presentó hoy al Consejo de Ministros un borrador clave para el desarrollo del país en este siglo en Energía y Clima.

    Para Teresa Ribera el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 es:

    Un borrador «sólido, solvente y denso»

    Supone «la reforma estructural más importante para el país en las próximas décadas»

    «La propuesta se ha elaborado en ocho meses con una plena integración de todos los departamentos ministeriales, de una forma sólida y transversal que maximiza la senda de sinergia y coherencia requerida para dar una respuesta convincente y eficaz en materia de clima».

    PÁGINA DESCARGA Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030

     

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    Noticias 24 horas Publicado a las 20:27 el 10 de February del 2019  

    Adaptación en marcha: Capítulo 8: Conclusiones y recomendaciones 

    INFORME Recursos mundiales: Adaptación en marcha (Spanish Edition) (Spanish) Paperback – April 6, 2021
    Edición en AMAZÓN Impreso papel

    https://www.amazon.com/dp/8493217662/

    INDICE y PRESENTACIÓN

    CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

    Durante los últimos 18 meses, hemos reunido una gran variedad de materiales de investigación: artículos especializados, estudios de caso, ejercicios de simulación, mesas redondas y otros materiales de investigación específicos provenientes de más de 100 funcionarios y profesionales del mundo entero. Hemos entrevistado y nos hemos reunido con muchos otros expertos implicados en la cuestión de la adaptación al cambio climático. Gracias a toda esta información, hemos podido desarrollar nuestras conclusiones y el contexto para nuestras recomendaciones, que presentamos a continuación, seguidas por las propias recomendaciones.

    CONCLUSIONES Y CONTEXTO PARA LAS RECOMENDACIONES

    Los impactos asociados con el cambio climático están cambiando el mundo a gran velocidad.

    Tal y como han demostrado claramente las inundaciones y las sequías en Australia, Brasil, Pakistán, Rusia y otros países, los fenómenos extremos están poniendo a prueba la capacidad de los responsables de tomar las decisiones de reaccionar con rapidez y eficacia.1 Además, estos fenómenos extremos se han dado en el contexto de una intensificación de la variabilidad y cambios a largo plazo, tales como la subida del nivel del mar y el deshielo de los glaciares, que amenazan con provocar graves trastornos para la vida en el planeta en un futuro próximo.

    La temperatura media global de la superficie de la Tierra está aumentando a un ritmo acelerado, y ya ha subido 0,8º C desde el periodo preindustrial.2 Y, debido al retraso en la respuesta al cambio climático, el mundo ya tendrá que afrontar un aumento de 0,6º C más debido a la absorción del calor de los océanos, incluso si las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero se estabilizaran ya.3 Los primeros impactos ya son evidentes. Las temperaturas mínimas diarias han aumentado a una velocidad mayor que las máximas, con lo que esto conlleva en cuanto a los puntos de congelación y a las temporadas de cultivo.4 El agua del mar se ha expandido debido al aumento de las temperaturas de los océanos, y junto con el deshielo de los glaciares y los casquetes polares provocará una aceleración en la subida del nivel del mar.5 La acidez de los océanos ha aumentado, provocando graves efectos negativos en los moluscos, los corales y en las comunidades que dependen de ellos. Los patrones de precipitación y nieve también han cambiado. Desde 1900, algunas regiones, entre ellas el este de América del Norte y del Sur, el norte de Europa, y el norte y el centro de Asia, se han vuelto más húmedas; otras, como por ejemplo el Sahel, la zona del Mediterráneo, el sur de África y algunas regiones del sur de Asia, se han vuelto más secas. La mayoría de las regiones del mundo han experimentado un descenso en las precipitaciones en forma de nieve, 6 especialmente en primavera, que ha afectado a los incendios forestales, la disponibilidad de agua y las temporadas de cultivo. En resumen, los impactos del cambio climático no son un fenómeno lejano, son reales y ya se están manifestando.

    Los impactos del cambio climático, algunos de los cuales serán irreversibles, hacen que sea imprescindible reducir la emisión de gases de efecto invernadero cuanto antes..

    Si no se controlan las emisiones de gases de efecto invernadero, los impactos que provoquen desatarán cambios graves en los sistemas sociales y ecológicos. Aunque los esfuerzos de adaptación pueden ayudar a compensar algunos de los impactos negativos del cambio climático, los gobiernos no deberían tomarlos como sustitutos de la reducción de las emisiones, sino que deben llevar a cabo la adaptación y la mitigación al mismo tiempo y de forma urgente. Aunque sea difícil de aceptar, los gobiernos y las sociedades también deberían reconocer que algunos de los objetivos de la adaptación son imposibles de alcanzar. Algunos impactos, tales como el deshielo de los casquetes polares, la pérdida de culturas únicas y de la diversidad de especies, serán irreversibles.7 La escala potencial de los impactos climáticos pone de relieve la necesidad urgente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero: cuanto más se caliente el planeta, más difícil será alcanzar los objetivos de adaptación.

    La vulnerabilidad de las poblaciones y ecosistemas afectados determinará las consecuencias sociales y ecológicas del cambio climático.

    Los impactos climáticos variarán entre y dentro de las regiones, países y localidades, dependiendo de la vulnerabilidad de las poblaciones y ecosistemas afectados. Por lo tanto, es de vital importancia que los responsables de la toma de decisiones consideren las diferencias de la vulnerabilidad entre las poblaciones afectadas a la hora de diseñar las intervenciones. La vulnerabilidad al cambio climático puede estar determinada por una gran variedad de factores sociales, económicos, ecológicos y políticos que aumentan su desprotección, sensibilidad o capacidad de responder al cambio climático. Tener en cuenta estos factores puede ayudar a los gobiernos a centrarse en los miembros más pobres y vulnerables de la sociedad y a vincular la adaptación al cambio climático con la integración de los esfuerzos de desarrollo.

    Además, hacer frente a los cambios climáticos puede suponer una oportunidad única de combatir otros riesgos relacionados con la pobreza y reducir la vulnerabilidad general. Los gobiernos pueden aprovechar esta convergencia de intereses integrando la gestión de riesgos climáticos en los ministerios de desarrollo económico y de finanzas y en los principales sectores y creando un organismo central para coordinar los esfuerzos de adaptación.

    La escala, alcance y complejidad de los riesgos que presenta el cambio climático requieren de una estrategia para la toma de decisiones diferente a la que se seguía en el pasado.

    La naturaleza del cambio climático plantea retos importantes para la toma de decisiones. Por ejemplo, las últimas investigaciones científicas indican que muchos de los impactos climáticos no avanzan de forma lineal.8 Podría haber cambios incrementales que, si no se abordan ahora, podrían manifestarse en las próximas décadas como cambios potencialmente irreversibles. El cambio climático también agrava los factores de estrés que ya afectan a los ecosistemas, tales como la conversión de la tierra y la contaminación. Esto, a su vez, puede acercar más a los sistemas físicos, hidrológicos y ecológicos a sus umbrales críticos.

    Todavía existen algunos impactos que los responsables de la toma de decisiones no pueden anticipar y a los que no son capaces de asignar una probabilidad, lo que complica aún más la toma de decisiones.

    El cambio climático también requerirá que tanto los riesgos específicos de un país, región, sector o comunidad determinados como la vulnerabilidad de los afectados sean explícitamente incorporados en los procesos de toma de decisiones. Muchos gobiernos y donantes siguen tratando la adaptación de forma individual y centrándose en proyectos concretos.9 También la toman como un problema medioambiental en lugar de como un problema de desarrollo. Los riesgos climáticos se deben integrar en la planificación y creación de políticas a escala nacional, regional y subnacional, así como en las inversiones de los donantes.

    Para prepararse eficazmente para los impactos del cambio climático y proteger a los miembros más vulnerables de la sociedad, los responsables de la toma de decisiones deberían escoger estrategias ágiles, preventivas, flexibles, duraderas o sólidas, dependiendo del tipo de cambio en cuestión.

    Como se explica en el Capítulo 2, la toma de decisiones debería diseñarse para ser más ágil a la hora de responder a un fenómeno extremo, y más preventiva para prepararse para los futuros fenómenos extremos. Para combatir la intensificación de la variabilidad, la toma de decisiones debería ser flexible para poder adaptarse a los impactos a medida que se desarrollan y a la nueva información. Para los cambios a largo plazo, la toma de decisiones debería ser preventiva, duradera y también flexible para tener en cuenta el dinamismo de los impactos climáticos que tendrán lugar durante décadas. Finalmente, la toma de decisiones debe ser sólida para hacer frente a varios futuros posibles, dada la incertidumbre en cuanto a cómo se desarrollarán los impactos sobre el terreno.

    La participación ciudadana, los sistemas de información, las instituciones, las herramientas de apoyo para las decisiones y los recursos financieros, humanos, ecológicos y sociales son elementos claves que pueden ayudar a los planificadores y políticos a tomar decisiones eficaces contra el cambio climático.

    Como se demuestra en los capítulos 3-7, elaborados a partir de una amplia investigación llevada a cabo para la creación de esta edición de Recursos Mundiales, un diseño eficaz y el uso de estos cinco elementos puede conducir a decisiones de adaptación que aumenten la resiliencia a los impactos del cambio climático.

    Los grandes riesgos que supone el cambio climático harán que los responsables de la toma de decisiones se enfrenten a elecciones difíciles.

    El cambio climático presentará decisiones difíciles y grandes dilemas, especialmente en los países en vías de desarrollo, dada la considerable escasez de recursos. Está claro que existen medidas de adaptación que presentan muchas más ventajas que inconvenientes y que los gobiernos pueden tomar para contribuir al desarrollo nacional y a los objetivos de alivio de la pobreza, aumentando la resiliencia climática al mismo tiempo. Sin embargo, habrá que decidir entre invertir para hacer frente a las necesidades urgentes de hoy o para combatir los problemas del mañana.

    Por ejemplo, ¿debería un país del África occidental que dispone de unos recursos muy limitados dar prioridad a combatir la propagación del VIH, o a preparar sus defensas físicas para la subida del nivel del mar que, según las previsiones, inundará las ciudades costeras? Surgen dilemas similares en cuanto a qué poblaciones y ecosistemas tendrán prioridad para llevar a cabo esfuerzos de adaptación.

    Con cada grado de calentamiento, más sistemas físicos, ecológicos y sociales llegarán a límites a partir de los cuales los esfuerzos de adaptación no serán efectivos (por ejemplo, la desaparición de los glaciares). Estos límites para la adaptación serán subjetivos, por ejemplo, algunas comunidades considerarán la inundación de un área costera por la subida del nivel del mar como algo inaceptable y que debe ser evitado a toda costa, mientras que otras admitirán que es inevitable.10 Por lo tanto, la necesidad de sopesar diferentes intereses y valores es inherente a estas difíciles decisiones de adaptación, especialmente para los segmentos más vulnerables de la sociedad.

    Los gobiernos no deberían tomar este tipo de decisiones por su cuenta. En primer lugar, los gobiernos nacionales deberían contar con la opinión de los afectados para determinar los niveles de riesgo aceptables y dar prioridad a unas u otras actividades de adaptación. Las comunidades y grupos afectados también tendrán ser incluidos en los procesos específicos de planificación y creación de políticas para la adaptación, con el fin de aumentar el apoyo a las decisiones que se toman y mejorar la eficacia de las acciones que se lleven a cabo. La participación ciudadana a la hora de decidir qué tipos y niveles de riesgos están dispuestas a aceptar las comunidades permitirá a los afectados opinar a la hora de decidir las prioridades, y es fundamental para garantizar que los procesos sean equitativos y para mantener la legitimidad y la confianza en las acciones del gobierno.

    Para algunas decisiones, se puede adoptar una estrategia gradual que permita realizar cambios en el futuro.

    Para algunas decisiones, se pueden adoptar acciones a corto plazo que mantengan abiertas las puertas a futuras opciones a medida que cambien las circunstancias. Este tipo de estrategia gradual puede ayudar a los responsables de la toma de decisiones a desarrollar decisiones que puedan incorporar la información nueva y la evolución de las condiciones. De este modo, los países con pocos recursos pueden tener en cuenta incluso los riesgos climáticos más inciertos a largo plazo en la planificación y creación de políticas y centrarse al mismo tiempo en las medidas a corto plazo (véase el Cuadro 2.6). Los responsables de la toma de decisiones que adopten una estrategia gradual deberían vigilar cuidadosamente y de forma continua los indicadores clave (por ejemplo, la subida del nivel del mar) que les puedan ayudar a reducir la incertidumbre acerca de cuándo será necesario revisar los planes o políticas debido a los cambios en las circunstancias. Este tipo de estrategia también requiere información sobre cuál es el límite de los umbrales (o de varios umbrales posibles) que afectarían negativamente a la eficacia de las decisiones. Por ejemplo, unas precipitaciones por encima o por debajo de un nivel determinado podrían afectar al funcionamiento de una central hidroeléctrica, o una subida del mar por encima de un nivel determinado podría provocar fisuras en las defensas costeras.

    Además, las medidas graduales pueden incluir medidas que beneficien el desarrollo y la reducción de la pobreza o que aumenten la resiliencia de los ecosistemas, y ayuden así a reducir la vulnerabilidad a largo plazo.11 Muchos países en vías de desarrollo carecen de la gobernanza, infraestructura y capacidad humana necesarias para hacer frente a los riesgos climáticos que ya están afectando a sus poblaciones y ecosistemas. En estas circunstancias, unas medidas que construyan la capacidad humana en los gobiernos pueden ser de gran ayuda para alcanzar los objetivos de desarrollo y reforzar al mismo tiempo su capacidad de implementar políticas y planes que aumenten la resiliencia al clima. Además, una gestión eficaz de los ecosistemas puede beneficiar notablemente el desarrollo y, al mismo tiempo, fortalecer la capacidad de adaptación al cambio climático. Por ejemplo, las medidas dirigidas a aumentar la resiliencia de los bosques frente al cambio climático pueden fortalecer la resiliencia de las comunidades (véase el Cuadro 8.1).

    Sin embargo, para las decisiones que conlleven consecuencias a largo plazo, los responsables de la toma de decisiones tendrán que actuar con rapidez para emprender acciones contundentes que tengan en cuenta los riesgos futuros.

    Las consecuencias de algunas de las decisiones que se tomen hoy serán difícilmente reversibles, como por ejemplo la ubicación de nuevas infraestructuras tales como centrales eléctricas, vertederos o depósitos de agua potable, o la ubicación de las nuevas viviendas en una ciudad costera en crecimiento. Si no se tienen en cuenta los riesgos climáticos en estas decisiones, se podrían perder las inversiones y aumentar la vulnerabilidad. Por lo tanto, estos tipos de decisiones requerirán una acción temprana y a menudo más agresiva por parte de los planificadores para evitar futuros riesgos climáticos.

    A la hora de establecer las prioridades, los políticos tienen que ser conscientes de los umbrales y podrían tener que adoptar una estrategia más radical.

    La estrategia gradual descrita anteriormente no siempre podría ser adecuada o aplicable para la toma de decisiones en sectores que dependen en gran medida de los ecosistemas, tales como la agricultura, el agua y la explotación forestal, ni para los esfuerzos para proteger los propios ecosistemas. Aunque los científicos han hecho grandes avances en la comprensión de los umbrales de los ecosistemas, 15 aún existe una gran incertidumbre acerca de dónde se encuentran muchos de ellos, 16 y, para cuando se averigüe dónde residen estos umbrales ecológicos, podría ser demasiado tarde para tomar medidas preventivas. Esto es especialmente importante en los países en vías de desarrollo, en los que una gran parte de los ingresos y los medios de vida, por no hablar de las necesidades básicas para la supervivencia de cientos de millones de personas, dependen de ecosistemas sensibles al clima.17 Aunque podría ser posible llevar a cabo una planificación para una serie de umbrales diferentes, la gama de posibles umbrales puede ser bastante amplia, y quizás no habría tiempo para esperar a una información de mejor calidad. Además, las opciones que tienen muchas ventajas y pocos inconvenientes podrían no ser eficaces para evitar cruzar estos umbrales. En estos casos, los responsables de la toma de decisiones tendrán que emprender acciones más radicales si es posible.

    La investigación de los umbrales debería ser un componente fundamental de los esfuerzos nacionales de adaptación y de las prioridades de investigación internacionales. Además, si el rebasamiento de estos umbrales provocase daños graves e irreversibles, serían necesarias más medidas preventivas para evitarlo. Por ejemplo, como muestran nuestros estudios de caso en Ruanda y Sudáfrica (páginas 84 y 116), los sistemas naturales que están en peligro pueden necesitar protección frente a las actividades humanas para regenerarse o para soportar los impactos climáticos. Poner en práctica estas estrategias requerirá a su vez un cambio significativo en las estrategias y prioridades por parte de los donantes, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil.

    Los planes y políticas nacionales a largo plazo deberían integrar los riesgos climáticos.

    Muchos países cuentan con planes a largo plazo que aportan información para las decisiones futuras, pero todavía tienen que tener en cuenta el cambio climático. En algunos sectores, los planes a largo plazo, tales como los polémicos proyectos de trasvase en China e India, podrían verse afectados por el cambio climático y deberían incorporar los riesgos climáticos. En China, el Proyecto de Trasvase de Aguas de Sur a Norte, cuyo objetivo es desviar el río Yangtsé desde el sur del país, que dispone de agua en abundancia, al norte, que carece de ella,18 ya se enfrenta a una gran incertidumbre acerca de sus impactos ecológicos y humanos. Además, los planificadores podrían tener que contar con la posibilidad de una alteración en el caudal del río debido al cambio climático. Por su parte, el ambicioso Proyecto de Unión de Ríos en India, que pretende unir los ríos para reducir el riesgo de inundaciones en el este y el riesgo de sequías en el oeste y en el sur,19 tendrá que tener en cuenta factores como el creciente deshielo de los glaciares y los cambios en los patrones de precipitaciones a medida que el proyecto avance. Para aumentar su eficacia, estos planes a largo plazo deberían integrar los riesgos climáticos, así como permitir su evaluación y revisión periódicas, dada la incertidumbre que rodea al cambio climático en el futuro.

    En la siguiente sección, presentamos las recomendaciones del informe relacionadas con los cinco elementos para una toma de decisiones eficaz. Hay que tener en cuenta que los ejemplos comprobados de lo que funciona son pocos y distantes entre sí, y que el seguimiento y evaluación de los resultados suele ser insuficiente.20 Además, las conclusiones de las investigaciones pueden ser específicas para cada contexto. No obstante, ofrecemos estas recomendaciones para destacar las conclusiones útiles que resultan de nuestra investigación.

     Aunque la estructura del informe expone cada uno de los cinco elementos por separado, y presenta las recomendaciones de la misma manera, no son independientes, el lector debe observar las conexiones existentes entre ellas. Todos los elementos trabajan en conjunto, se respaldan entre ellos y son interdependientes en diversas etapas de los procesos de toma de decisiones de adaptación. La información relevante para las decisiones, por ejemplo, debe recopilarse a menudo a escala local, lo que hace que unas estrategias eficaces para involucrar a la población sean fundamentales. Al mismo tiempo, es necesaria una coordinación institucional entre los gobiernos nacionales y locales para garantizar que la información llegue a los responsables de la toma de decisiones.

    Aunque puede que los lectores perciban que muchas de estas recomendaciones se pueden aplicar a muchos otros retos políticos, lo que llama la atención sobre estos elementos y las recomendaciones que les acompañan es precisamente el contexto en el que serán utilizadas, la naturaleza del cambio climático y sus impactos, y sus impactos. Es este contexto (la toma de decisiones para abordar el cambio climático) lo que hace que estos elementos y recomendaciones sean tan importantes.

    RECOMENDACIONES

    1. Participación ciudadana

    Los gobiernos deberían dar a conocer públicamente la magnitud y el alcance de los riesgos, incluidas las incertidumbres ya conocidas y los impactos que se esperan del cambio climático.

    Muchos miembros de la población no son conscientes de los riesgos que el cambio climático supone para su existencia y seguridad. Por ello, los gobiernos deberían proporcionar información sobre los riesgos a los que se enfrentan diversos sectores, regiones, ecosistemas y comunidades. Esto ayudará a que la población respalde las actividades que se emprendan. Tanto los directivos como las comunidades necesitarán un tiempo para asumir que tendrán que renunciar a ciertas actividades, como por ejemplo a plantar determinados tipos de cultivos, y tardarán aún más en sentirse cómodos con algunas alternativas, como la reubicación de ciertas comunidades, que desestabilizará los modelos de sociedad establecidos.

    Los gobiernos deberían reconocer que los procesos de participación ciudadana pueden conducir a decisiones más eficaces y no deberían ser tratados como la mera aprobación de una política o plan predeterminado. Los encargados de desarrollar las políticas deberían incluir la participación ciudadana en todos los pasos del proceso de toma de decisiones.

    Involucrar a las comunidades puede aumentar el apoyo a las decisiones de adaptación difíciles así como mejorar la calidad de los resultados obtenidos. A menudo, la participación ciudadana es necesaria durante todo el proceso político para garantizar la eficacia y viabilidad a largo plazo de una política o una actividad. Las organizaciones de la sociedad civil pueden ser de ayuda a la hora de facilitar este intercambio entre el gobierno y la población.

     Concretamente, los gobiernos deberían reconocer a la población como un colaborador vital a la hora de dar prioridad a las necesidades, proporcionar información, determinar los niveles de riesgo aceptables, elegir entre las decisiones de adaptación e implementarlas.

    El pueblo, incluidas las comunidades afectadas y los expertos, es a menudo más consciente de las necesidades locales que los funcionarios del gobierno, así como del tipo y nivel de riesgo que las comunidades están dispuestas a asumir. Consultando primero a la opinión pública, los responsables de tomar las decisiones pueden aumentar la probabilidad de que los planes sirvan realmente a las necesidades de los afectados. Cuando establecer prioridades de adaptación supone dejar de lado ciertas necesidades para atender otras, la participación ciudadana puede facilitar la comprensión de las decisiones y sus consecuencias.

    Los gobiernos deberían garantizar que aquellos afectados por el cambio climático tengan derecho a ser consultados e incluidos en los procesos de planificación y creación de políticas.

    Normalmente, a quienes menos se consulta e incluye en estos procesos es a los más vulnerables. En ciertas situaciones, los afectados no tendrán derecho a participar en los procesos gubernamentales de toma de decisiones. Garantizar los derechos de participación es un paso crucial para fomentar la participación ciudadana. Los tratados internacionales, como por ejemplo el Convenio de Aarhus, y un creciente número de leyes nacionales, han denominado estos derechos como acceso a la información, a la participación ciudadana y a la justicia. Este tipo de mecanismos legales puede ayudar a reforzar el poder de las comunidades en los procesos de toma de decisiones.

    Dados los trastornos que pueden resultar de ciertas decisiones de adaptación, es importante que todos los grupos sepan y entiendan que tienen derecho a participar. No todas las decisiones podrán responder a las preocupaciones de todos los grupos, pero los gobiernos deberían esforzarse para garantizar que todos tengan la oportunidad de expresar sus puntos de vista.

    Los responsables de tomar las decisiones deberían hacer uso de métodos novedosos para involucrar a la población.

    Las innovaciones, como el empleo de juegos y vídeos, e incentivos, como poner bicicletas a disposición de la población o proporcionar a los agricultores teléfonos móviles con información meteorológica local, pueden impulsar la participación ciudadana en los esfuerzos de adaptación y aumentar las probabilidades de éxito. Los directivos de los gobiernos deberían aprender de países pioneros que ya han puesto estas innovaciones tan eficaces en práctica, y analizar cómo pueden implementarse en su propio país. Los métodos para involucrar a los más vulnerables deberían ajustarse a sus diferentes circunstancias.

    2. Información relevante para las decisiones

    Los gobiernos deberían recopilar, analizar y distribuir la información relevante para las decisiones en cuanto a los riesgos climáticos y la vulnerabilidad como base para la acción. Los usuarios de la información deben estar comprometidos con las necesidades determinantes.

    Muchos países en vías de desarrollo carecen de infraestructuras básicas y de la capacidad de reunir y distribuir la información adecuada, precisa y de fácil manejo que requiere la toma de decisiones. Los sistemas establecidos para reunir y divulgar información relevante deberían responder a las necesidades del usuario.

    La información para los planes de adaptación y el desarrollo de políticas va más allá de la información climática; una información demográfica, económica, social y medioambiental es también vital para que las acciones cubran las necesidades de los afectados.

    A pesar de que muchos esfuerzos relacionados con la adaptación sólo se centran en información relacionada con el clima, el resto de información es necesaria para evaluar la vulnerabilidad de las regiones, infraestructuras y poblaciones, así como para entender qué opciones de decisión son válidas para los impactos climáticos tanto a corto como a largo plazo.

    Los gobiernos y los donantes deberían establecer y financiar sistemas de control de la información a largo plazo y actualizarlos con frecuencia.

    La información para la toma de decisiones de adaptación puede requerir nuevos modelos de financiación para garantizar el alcance, continuidad y análisis de la misma. Los nuevos métodos podrían incluir el diseño de sistemas de información de doble dirección eficaces entre los gobiernos y las comunidades, e inversiones en infraestructuras básicas de recopilación de información, como por ejemplo estaciones de vigilancia meteorológica. El apoyo de los donantes a largo plazo puede contribuir al avance y mantenimiento de dichos sistemas, del mismo modo que sus estrategias pueden reforzar la capacidad de los gobiernos de mantener estos sistemas por sí mismos a largo plazo.

    Los gobiernos deberían dirigir las estrategias de divulgación de la información a las poblaciones vulnerables que se vean más afectadas por el cambio climático.

    La información debe llegar a los afectados de forma que sea útil para la toma de decisiones. A veces, los métodos de divulgación deben ser rápidos, especialmente en el caso de fenómenos extremos. También deberían ser capaces de llegar a comunidades remotas, lo que podría implicar, allí donde fuera necesario, una ampliación progresiva de las tecnologías de información y comunicación, entre ellas la mensajería de texto y los dispositivos de comunicación vía satélite. Es el momento de que el sector privado y los donantes inviertan en estas reformas.

    RECOMENDACIONES 9

    3. Diseño institucional

    Los gobiernos y los donantes deberían apoyar la integración del control de los riesgos climáticos en los ministerios de economía y en los sectores relevantes, y también deberían considerar designar un organismo para coordinar los esfuerzos de adaptación.

    La coordinación entre organismos nacionales es vital tanto para prepararse para el cambio climático como para dar respuestas eficaces frente a él. Es esencial que existan una coordinación y una comunicación claras y eficientes entre los organismos nacionales y los gobiernos locales. Los donantes pueden ser de gran ayuda en los esfuerzos de adaptación aportando un desarrollo de la capacidad y un soporte técnico para estrategias coordinadas entre los organismos nacionales y en todos los ámbitos de gobierno.

    Los gobiernos, los donantes y la sociedad civil deberían fomentar y recompensar los liderazgos firmes.

    Los gobiernos, los donantes y las organizaciones de la sociedad civil pueden y deben fomentar mediante incentivos el liderazgo a todos los niveles, ya que la elección de los organismos e individuos que lideren el proceso de adaptación puede tener mucho que ver en si las actividades de adaptación son eficazmente implementadas.

    Los gobiernos deberían reformar las comisiones institucionales para que puedan lidiar mejor con los riesgos climáticos.

    Probablemente sean necesarias comisiones que integren los riesgos climáticos en las decisiones, especialmente cuando existan riesgos a largo plazo que normalmente no se tienen en cuenta en planes y políticas. Por ejemplo, la financiación nacional para gobiernos locales o regionales destinada a proyectos de construcción y mejora de las carreteras podría depender de una comisión que incluyera en todos los proyectos relacionados una valoración de los posibles impactos climáticos y cómo gestionarlos. Otras comisiones que podrían ser necesarias para abordar los riesgos climáticos son, por ejemplo, comisiones que garanticen una consideración continua y a largo plazo de los riesgos climáticos, o que establezcan mecanismos de respuesta rápida, o que permitan actualizaciones políticas continuas.

    4. Herramientas para la planificación y creación de políticas

    Los encargados de planificar y desarrollar las políticas deberían integrar los riesgos climáticos en las herramientas de toma de decisiones ya existentes.

    A medida que empiecen a combatir el cambio climático en las políticas y planes, los directivos deberían emplear herramientas comunes, como estimaciones del impacto medioambiental y análisis económicos de coste y beneficio, modificadas para integrar los riesgos que presenta el cambio climático.

    Los responsables de tomar las decisiones también deberían empezar a buscar herramientas novedosas especialmente diseñadas para planificar los riesgos climáticos a corto y largo plazo.

    Hay algunas herramientas que todavía no figuran entre las utilizadas normalmente por los responsables de desarrollar las políticas y que podrían ser útiles para la adaptación, como mapas de apoyo para la toma de decisiones, instrumentos de predicción y ejercicios de simulación. Estas herramientas pueden ser muy útiles a la hora de favorecer un uso más extendido.

     Una utilización eficaz de las herramientas requerirá un aprendizaje y un desarrollo de la capacidad.

    Muchas herramientas de apoyo para la toma de decisiones requieren un conocimiento especializado. Tanto los gobiernos como los donantes deberían financiar programas de formación que enseñen a los profesionales las técnicas necesarias para emplear estas herramientas.

    5. Recursos

    Los gobiernos y los donantes deberían proporcionar una financiación continua y específica, que se suministre mediante mecanismos adecuados que respondan a los retos particulares que presenta el cambio climático.

    Dado que el cambio climático evolucionará a lo largo de décadas, un apoyo financiero a largo plazo por parte de los gobiernos y los donantes será crucial para mantener las iniciativas e infraestructuras y asegurar la recuperación de sus inversiones. Se necesitarán mecanismos adecuados para posibilitar el acceso a un apoyo financiero a largo plazo destinado a actividades tales como una correcta recogida de datos meteorológicos y climáticos básicos. Además, los países necesitarán acceso para asegurar las líneas de crédito a las que se puede recurrir rápidamente en el caso de fenómenos extremos. También necesitarán cambiar las inversiones “fijas” por otras que desarrollen la capacidad, y apoyar inversiones más pequeñas como por ejemplo el mantenimiento de los sistemas de mitigación del cambio climático. La tendencia actual de los donantes de prestar en base a los resultados no facilita dichas inversiones. Un desafío clave para los donantes será el crear incentivos para que los países en vías de desarrollo integren los riesgos climáticos en la toma de decisiones, para que dicha integración se vea como una oportunidad y no como otro problema añadido a la escasez de recursos. Los donantes también tendrán que reforzar la capacidad de los gobiernos para llevar a cabo actividades, y crear estrategias de salida claras y apropiadas para garantizar la posesión de los gobiernos.

    Los donantes y los gobiernos deberían promover y financiar la formación profesional y fortalecer los recursos humanos, ya que esto aportará una mayor información a la hora de tomar decisiones.

    Los países en vías de desarrollo necesitan urgentemente proporcionar a los funcionarios públicos el conocimiento, el personal y las habilidades técnicas que les permitirán integrar los riesgos climáticos en los procesos de toma de decisiones existentes. Tales capacidades son necesarias para crear, llevar a cabo, controlar, vigilar y reforzar las estrategias de adaptación.

    Los donantes, los gobiernos y la sociedad deberían tomar medidas para proteger y mantener los procesos de los ecosistemas básicos que proporcionan una amortiguación vital en los procesos de adaptación.

    Los ecosistemas pueden mitigar muchos peligros naturales. Mantenerlos puede ser más barato que construir infraestructuras, además de aportar más beneficios a la sociedad. Los donantes y los gobiernos deberían financiar programas de vigilancia de los ecosistemas y tomar medidas preventivas para garantizar que los umbrales críticos de los ecosistemas no se superen, para proteger así los servicios que éstos prestan.

    También se deberían tomar medidas para asegurar que los propios ecosistemas sean resilientes al cambio climático. De esta manera, su eficacia a la hora de incrementar la capacidad de adaptación de las comunidades humanas no disminuirá.

    Los gobiernos nacionales deberían posibilitar el desarrollo de los recursos sociales, que pueden tener un papel crucial a la hora de fortalecer la capacidad de adaptación de los grupos y poblaciones vulnerables.

    Actividades como una participación ciudadana en los procesos de desarrollo de políticas y una inversión en la mejora de las plataformas de comunicación pueden crear una interconexión entre las comunidades. Al crear oportunidades para el desarrollo de dichos recursos sociales, los gobiernos pueden facilitar la coordinación y cooperación entre las comunidades, permitir que la acción colectiva proporcione redes de seguridad en tiempos de crisis y desarrollar mecanismos para compartir otras formas de capital.

    Box 8.2 Adaptation Decision Making in Practice: Ghana’s Electricity Sector

    INDICE y PRESENTACIÓN


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    Edición en Bubok Impreso papel
    https://www.bubok.es/libros/217732/Recursos-mundiales-Adaptacion-en-marcha-Tomando-decisiones-en-el-cambio-climatico

    INFORME Recursos mundiales: Adaptación en marcha (Spanish Edition) (Spanish) Paperback – April 6, 2021
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    Noticias 24 horas Publicado a las 20:21 el 10 de February del 2019  

    Adaptación en marcha: Capítulo 7: Recursos 

    INFORME Recursos mundiales: Adaptación en marcha (Spanish Edition) (Spanish) Paperback – April 6, 2021
    Edición en AMAZÓN Impreso papel

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    INDICE y PRESENTACIÓN

    RECURSOS

    La adaptación al cambio climático requerirá un gran gasto de recursos financieros y humanos, y la eficacia de las intervenciones dependerá a menudo de recursos ecológicos y sociales. Esto supondrá un problema importante para muchos países en vías de desarrollo, las naciones que menos contribuyen a aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero. Admitiendo este hecho, los países industrializados dispusieron en el Acuerdo de Copenhague, que se negoció en 2009 a través de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), 100.000 millones de dólares americanos al año para el 2020, para financiar tanto la mitigación como la adaptación en los países en vías de desarrollo.1 Sin embargo, la financiación para el clima no cubrirá todas las necesidades de adaptación, dados los posibles impactos para la sociedad. Por lo tanto, hay una necesidad vital de integrar los riesgos climáticos en la ayuda para el desarrollo, las inversiones y la planificación, y los donantes cada vez son más conscientes de ello. Además, tal y como se explica en este capítulo, no sólo será necesario un aumento de la financiación, sino también más tipos de financiación. Por otro lado, se necesitan otros recursos (humanos, ecológicos y sociales) que jugarán un papel crucial para que los gobiernos puedan llevar a cabo procesos de adaptación eficaces.

    LA IMPORTANCIA DE LOS RECURSOS EN UN CLIMA CAMBIANTE

    Un uso efectivo de las ayudas financieras será crucial en los países en vías de desarrollo, que no sólo se llevarán la peor parte de los impactos climáticos previstos, sino que tendrán que prepararse para afrontar fenómenos meteorológicos extremos, un clima más variable, y cambios a largo plazo que podrían obligarles a cambiar sus asentamientos, infraestructuras y la naturaleza de sus economías. Además, los recursos humanos (tales como ingenieros capacitados, expertos en procesamiento de datos y científicos) y los recursos ecológicos (que aportan servicios como agua, alimentos y control de la erosión) también serán vitales para que los países en vías de desarrollo aumenten su resiliencia al clima.

    Los recursos sociales permitirán a las comunidades coordinar y cooperar a la hora de hacer frente y sobrellevar las condiciones adversas.

    Algunos recursos están incluidos directamente en los procesos de planificación y creación de políticas, por ejemplo la financiación de actividades específicas, como mitigar los impactos de las sequías o desarrollar planes de gestión costera. Otros son relativos a las condiciones ambientales. Por ejemplo, los manglares y los humedales pueden aportar importantes beneficios al amortiguar fenómenos como marejadas ciclónicas, mientras que su ausencia aumenta la probabilidad de que los impactos sean dañinos. Del mismo modo, los recursos sociales pueden crear unas condiciones ambientales para una adopción más efectiva de los recursos de adaptación sobre el terreno, como se explica a continuación.

    En cuanto a los fenómenos meteorológicos extremos, los recursos humanos, en forma de capacidad técnica, serán esenciales tanto para desarrollar sistemas de alerta temprana eficaces como para ofrecer una formación para la responder a los desastres y hacer un uso efectivo de los recursos disponibles. Los recursos financieros también son fundamentales para afrontar los efectos de fenómenos extremos que superen la capacidad de respuesta de un país. Por ejemplo, fueron necesarios 2000 millones de dólares tan sólo para aliviar y ayudar en la recuperación de Pakistán en 2010, tras unas devastadoras inundaciones que anegaron un tercio de la superficie del país y afectaron a 20 millones de personas. Para reconstruir la zona inundada, del tamaño de Inglaterra, serán necesarios varios miles de millones de dólares.2 Los recursos sociales y ecológicos serán determinantes para la capacidad de las comunidades de adaptarse por sí mismas.

    La intensificación de la variabilidad requerirá un empleo diferente de los recursos. Los patrones del monzón pueden sufrir alteraciones, los intervalos de las temperaturas estacionales pueden cambiar, y las sequías pueden pasar de durar meses a años, y cada uno de estos fenómenos requerirá un empleo específico de los recursos. Los gobiernos necesitarán todos los recursos humanos y financieros a su alcance para desarrollar e implementar planes flexibles que permitan hacer frente a la variabilidad y construir la capacidad de recoger y analizar datos estacionales relevantes a escala local (véase el Cuadro 7.1).

    La preparación para los cambios a largo plazo requerirá recursos importantes para reforzar la capacidad de los gobiernos de valorar los riesgos y las vulnerabilidades, seleccionar instrumentos políticos e implementar y llevar a cabo actividades duraderas. Dado que la temperatura global media sigue subiendo, los donantes cada vez tendrán un papel más importante en la implementación de estas actividades, y a la hora de reforzar la capacidad de los gobiernos de actuar por sí mismos. Se tendrán que realizar esfuerzos para empoderar a los grupos de interés nacionales, reforzar la coordinación entre los organismos del gobierno nacional, mejorar la eficacia de las intervenciones, fomentar el liderazgo político y contribuir a la integración de los riesgos climáticos en la planificación para el desarrollo a escala nacional y sectorial.3 Los donantes tendrán que aportar una ayuda financiera extra y trabajar conjuntamente con los gobiernos para fortalecer los recursos humanos, ecológicos y sociales.

    7

    RECURSOS PARA UNA TOMA DE DECISIONES EFICAZ

    Aunque la financiación de la adaptación tiene una gran importancia, se requerirán otros tipos de recursos para impulsar la planificación y creación de políticas de adaptación.4 En este capítulo, se destacan varias estrategias e iniciativas políticas que, según esta investigación, pueden reforzar los recursos financieros, humanos, ecológicos y sociales, que serán necesarios en la mayoría de las situaciones. Creemos que estas estrategias, junto con la ayuda y participación de los donantes, podrían llevarse a cabo de manera generalizada para aumentar la resiliencia al clima de las poblaciones y ecosistemas.

    Recursos financieros

    Incluso en el clima actual de austeridad internacional, los países industrializados y los organismos donantes internacionales tendrán que cumplir sus compromisos tanto con la ayuda oficial para el desarrollo (AOD) como con la financiación para el clima para que las actividades de adaptación tengan el apoyo necesario.5 Los Partidos de la CMNUCC han pedido en repetidas ocasiones a los países desarrollados que aporten fondos nuevos para la financiación del clima, y evitar así desviar fondos destinados originalmente a otros objetivos urgentes.6 Los procesos de acreditación, criterios de acceso y procedimientos de entrega de la ayuda para el desarrollo, tanto oficiales como no oficiales, tienen que ajustarse para acelerar la entrega de las ayudas para la adaptación.7

    Habrá que seguir llevando a cabo las estrategias de ayuda para el desarrollo existentes, y seguir mejorándolas. Por ejemplo, de acuerdo con la Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda y la Agenda de Accra, 8 los esfuerzos de ayuda deben concentrarse en reforzar las capacidades humanas e institucionales, mejorando los derechos a la tierra y la protección social y aumentando gradualmente el acceso a los servicios.9

    Sin embargo, tenemos que hacer las cosas de forma diferente. Las necesidades financieras en el cambio climático no sólo requieren más financiación económica. También es importante otro tipo de financiación, una financiación que se ajuste a los objetivos y responda al reto específico que supone el cambio climático y a la variedad de impactos que provocará. Habrá que ir más allá de la financiación de proyectos para garantizar que los riesgos climáticos se integren por completo en las inversiones, planes y políticas. Los mecanismos de financiación deben permitir un apoyo a máslargo plazo y más flexible que el actual, y un acceso rápido a líneas de crédito seguras a las que los países con dificultades económicas puedan recurrir en el caso de sufrir un fenómeno extremo. Para que tengan lugar estos cambios, hay que hacer frente a ciertos obstáculos, entre ellos el incumplimiento de los préstamos, la falta de normativa financiera, los altos costes de transacción financiera y la falta de estabilidad política de los países clientes.10 La financiación debería dirigirse a necesidades específicas y a los miembros más vulnerables de la sociedad. A continuación se analizan tres tipos de financiación que se ajustan a los objetivos de adaptación al cambio climático: compromisos a largo plazo, líneas de crédito y seguros a los que se pueda acceder con rapidez, y un cambio para evitar las inversiones fijas.

    COMPROMISOS FINANCIEROS A LARGO PLAZO

    Los compromisos financieros a largo plazo son necesarios para ayudar a la sociedad a prepararse para los impactos climáticos que se desarrollarán durante décadas, tales como la salinización de tierras de cultivo debido a la subida del nivel del mar. Además, la financiación pública nacional e internacional para la prevención de riesgos, alivio y recuperación también será importante para minimizar los impactos de los fenómenos extremos. Por ejemplo, muchas intervenciones para hacer frente a inundaciones, ciclones y otros desastres dependerán de la información recogida por las estaciones meteorológicas. Sólo se podrá disponer de datos exhaustivos sobre las condiciones climáticas a escala local en los países más vulnerables si la comunidad internacional apoya una expansión exponencial de estaciones meteorológicas en África, Asia y Latinoamérica, tal y como se explica en el Capítulo 4, y garantiza el mantenimiento a largo plazo de las estaciones nuevas y de las ya existentes.

    Un apoyo financiero a largo plazo es esencial para la efectividad de las políticas y planes a lo largo del tiempo, ya que sin él, los sistemas suelen fallar. También es fundamental para los donantes tener un plan de salida que provoque que las localidades se apropien de las actividades de adaptación. Esta conexión se destacó tanto positiva como negativamente en varios de los estudios de caso que se realizaron para este informe (véase también el ejemplo en el Cuadro 4.4 del Capítulo 4).

    En Nepal, el gobierno no garantizó los fondos para el funcionamiento y mantenimiento del sistema de alerta temprana que se construyó para alertar a las comunidades de las montañas en caso de que se produjera una inundación por el desbordamiento de un lago glacial. Esto, junto con el fracaso a la hora de involucrar a la población de forma duradera, provocó el abandono del equipo del sistema de alerta.11 “Sin un mantenimiento adecuado, el sistema se ha deteriorado gradualmente a su estado no operativo actual. Una pequeña inundación dañó el sensor del sistema, y el equipamiento de las estaciones de alerta fue robado poco a poco. Los paneles y baterías solares fueron los primeros en desaparecer.”12

    En Malí, la capacidad del gobierno de integrar los riesgos climáticos en el sector agrícola se debió en gran medida al apoyo a largo plazo, que se extendió a lo largo de dos décadas, de su principal donante, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, así como al apoyo técnico de la Organización Meteorológica Mundial.

    LÍNEAS DE CRÉDITO Y DE SEGUROS

    También se necesitarán líneas de crédito y de seguros que estén aseguradas por los donantes (mediante, por ejemplo, pagos escalonados, algunos de los cuales se puedan realizar por adelantado) que faciliten un acceso rápido para poder responder a los fenómenos extremos. Los fenómenos extremos pueden reducir drásticamente el capital de los gobiernos y destruir infraestructuras vitales para el día a día de la sociedad. El acceso a los seguros y a los mercados de crédito puede ayudar a reducir y transferir los riesgos asociados a estos desastres.13 Los esfuerzos de alivio y rehabilitación requerirán de una asistencia financiera a largo plazo para reconstruir las instalaciones básicas, tales como escuelas, hospitales, carreteras y puentes.14 Sin embargo, cabe señalar que no todas las inyecciones de recursos financieros para los esfuerzos de recuperación son beneficiosas. A veces, la inyección de recursos financieros y las actividades de reconstrucción pueden aumentar la vulnerabilidad, por ejemplo, en el caso de que la reconstrucción no tenga en cuenta los riesgos climáticos futuros. Las soluciones rápidas no sólo podrían reforzar estos riesgos, sino incluso agravarlos.15

    Las comunidades y sectores vulnerables pueden aumentar su protección frente a la pérdida de recursos por culpa de fenómenos extremos adoptando estrategias de transferencia de riesgos, como los seguros. Los seguros pueden favorecer un acceso rápido a los recursos, acelerando así la recuperación.16 Unas primas adecuadas17 pueden evitar actividades de riesgo o incentivar los esfuerzos de prevención.18 Sin embargo, los políticos que utilicen mecanismos de seguros como estrategias de adaptación deberían ser cuidadosos a la hora de equilibrar la prevención de riesgos y la transferencia de riesgos.19

    Evidentemente, los seguros no evitan las pérdidas humanas u otras pérdidas directas.20 Además, estos mecanismos no suelen llegar a las poblaciones más pobres y vulnerables.21 Si no están correctamente diseñados, los seguros también pueden conducir a una mala adaptación, fomentando la adopción de comportamientos más arriesgados.22 Por ejemplo, los seguros de cultivos pueden provocar que los agricultores dejen morir sus cosechas para recibir los pagos de los seguros, que suponen unas ganancias mayores de las que se conseguirían en una temporada de cultivo mala.23

    Sin embargo, cada vez hay más ejemplos que resultan prometedores para la ampliación de la aplicación de seguros frente al cambio climático. Mongolia ha adoptado seguros ganaderos basados en índices de mortalidad, que evitan algunas de las trampas descritas anteriormente (véase el estudio de caso de Mongolia de la página 119). Las comunidades que carecen de seguros formales también pueden prepararse para los impactos climáticos creando medidas de autoseguros. Por ejemplo, algunas comunidades rurales han decidido aumentar sus bienes, tales como el ganado, en los periodos entre fenómenos extremos para poder venderlos cuando se dé otro desastre. En El Salvador, las familias de las zonas pobres han invertido hasta un 9% de sus ingresos en reforzar las paredes de sus casas para prepararse ante las inundaciones.24 Sin embargo, el problema es que estas medidas suelen fallar cuando se da un fenómeno meteorológico extremo.25

    EVITAR LAS INVERSIONES FIJAS

    La financiación de la adaptación no debería concentrarse principal o exclusivamente en la construcción de infraestructuras sino en la construcción de la capacidad de adaptación de las autoridades y las comunidades. Las inversiones deberían destinarse más a apoyar actividades que sean capaces de soportar los riesgos climáticos, tales como construir las habilidades técnicas, reforzar los sistemas de información y facilitar la coordinación, entre otras inversiones que se analizan en este informe. Esto podría requerir un cambio en la estrategia de los donantes.

    Las capacidades necesarias para una toma de decisiones eficaz son más difíciles de cuantificar y podrían no generar beneficios a corto plazo. La estrategia actual de los donantes, basada en los préstamos según los resultados, o en hacer préstamos dependiendo de la obtención de resultados y de los indicadores de rendimiento, podría no ser adecuada para financiar el desarrollo de la capacidad, que puede tardar más en conseguirse.

    Dejar de invertir en “ladrillo y mortero”26 también puede permitir que las inversiones se destinen a reforzar los recursos ecológicos. Aunque aún se necesita investigar más para entender la resiliencia a corto y largo plazo de las medidas de adaptación basadas en ecosistemas frente a las intervenciones de construcción,27 las estrategias de adaptación basadas en ecosistemas pueden ser más flexibles y económicas.28 Las oportunidades para la adaptación basada en ecosistemas, que se explican más detalladamente a lo largo de este capítulo, incluyen la restauración de humedales para reparar los recursos hídricos con el fin de generar energía hidráulica (véase el estudio de caso de Ruanda, p. 84).

    Recursos humanos

    Muchos de los países en vías de desarrollo carecen del capital humano para preparar a la sociedad para los impactos climáticos inminentes. Muchos de nuestros estudios de caso coinciden en que las deficiencias en la capacidad técnica y en la formación son un problema para desarrollar, implementar y controlar iniciativas de adaptación.

    En Brasil, el gobierno del estado de Acre estableció un gabinete de crisis de reacción rápida para procesar los datos de satélite sobre incendios forestales con el fin de ofrecer una asistencia rápida a las comunidades afectadas.

    Las autoridades tenían la mayoría de los datos a su disposición y fueron capaces de identificar las áreas más necesitadas. Sin embargo, el gobierno no fue capaz de desplegar un número suficiente de bomberos debido tanto a la naturaleza del terreno como a la falta de personal disponible (véase el estudio de caso de Brasil, p. 81)

    En Namibia, las exitosas iniciativas que funcionan desde hace tiempo y que permiten que los agricultores realicen un seguimiento en el ámbito local de las condiciones de la tierra y el ganado en las regiones rurales pobres se ven a menudo perjudicadas por la falta de continuidad del personal y los participantes. Los representantes de las organizaciones asociadas cambian frecuentemente, así como los proveedores de los servicios de extensión y las ONG.29

    En Ruanda, una capacidad insuficiente de supervisar, implementar y vigilar las restricciones en las actividades agrícolas y de drenaje debilitaron la eficacia de las medidas para recuperar humedales deteriorados con el fin de garantizar el suministro de agua para la producción de energía hidráulica.30

    En Sudáfrica, los esfuerzos por integrar los riesgos climáticos para los ecosistemas en la planificación se vieron beneficiados por la capacidad de realizar valoraciones de riesgos que a su vez se introdujeron en los planes de biodiversidad para informar a las autoridades municipales. Sin embargo, la falta de preparación para implementar tanto los planes biorregionales como la estrategia de expansión de las áreas nacionales protegidas sigue suponiendo un problema para la adopción de medidas de adaptación adecuadas.31

    Bangladesh, que experimenta inundaciones anuales que afectan a 10 millones de ciudadanos, ha hecho más esfuerzos por priorizar las actividades para reforzar la capacidad y el conocimiento de sus funcionarios y la capacidad de gestionar los riesgos que presentan los fenómenos extremos que la mayoría de los países en vías de desarrollo. Se creó un programa de formación como parte del Programa para la Gestión Integral de Desastres, que ha preparado ya a 25.000 funcionarios desde el año 2007. El gobierno también involucró a las universidades para que desarrollaran informes de gestión de desastres.32

    Si bien existen diversas prioridades que compiten por los fondos de financiación, no se puede descuidar la construcción del conocimiento y las capacidades técnicas de los funcionarios del gobierno. En muchos casos, todavía hay que establecer estas habilidades en los ministerios que tradicionalmente se han centrado sólo en las habilidades que se requieren para una profesión determinada, tales como conocimientos de ingeniería, lo cual requiere un cambio de mentalidad. Los responsables de tomar las decisiones también pueden conseguir el apoyo tanto de institutos técnicos como de universidades para estos esfuerzos de formación (véase el Cuadro 7.1).

    Recursos ecológicos

    Los ecosistemas, como por ejemplo bosques, humedales y arrecifes de coral, ofrecen bienes y servicios tales como agua potable, alimentos, regulación del clima, fibra y combustible, que son vitales para el bienestar de la sociedad humana.

    Según la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de la ONU, los ecosistemas se han deteriorado con mayor rapidez durante las cinco últimas décadas que en ningún otro periodo de la historia de la humanidad, debido principalmente a las actividades humanas. La degradación de los ecosistemas ha provocado la pérdida de servicios vitales y una tasa de extinción de especies sin precedentes, además de reducir su resiliencia. Esta tendencia se está agravando debido al cambio climático (véase el Cuadro 7.2).

    Aunque los ecosistemas se adaptarán de forma natural y evolucionarán en respuesta al cambio climático, esta adaptación podría alterar el flujo de servicios de los ecosistemas y cambiar la diversidad de especies existentes de forma perjudicial para las comunidades que dependen de ellos. Esto es especialmente peligroso cuando los ecosistemas también sufren otros factores de estrés (como conversión de los hábitats, especies invasivas y contaminación) tan graves que no pueden adaptarse sin perder sus propiedades. Por poner un ejemplo, está previsto que la escasez de agua potable en Asia se agrave como resultado del derretimiento de los glaciares debido al cambio climático y a la sobreexplotación, perjudicando a más de mil millones de personas en las próximas cuatro décadas.36

    Los ecosistemas pueden jugar un papel importante a la hora de amortiguar los riesgos. Las comunidades rurales pobres de los países en vías de desarrollo son las que más dependen de los ecosistemas para su sustento y bienestar.37 Un alto porcentaje de sus ingresos proviene de recursos naturales tales como bosques y pesquerías.38

    Los esfuerzos por reforzar la resiliencia de los ecosistemas puede aumentar la capacidad de adaptación de las comunidades humanas que tienen que hacer frente a los riesgos del cambio climático, aportando al mismo tiempo beneficios como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el aumento de los ingresos en las áreas rurales al aumentar los servicios de los ecosistemas que tienen valor en el mercado. El proyecto de Economía de lo Ecosistemas y la Biodiversidad (TEEB), llevado a cabo por la Iniciativa de Economía Verde del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ha demostrado los beneficios económicos que trae la conservación de los ecosistemas. Por ejemplo, los esfuerzos por proteger los manglares de la costa de Vietnam costaron 1,1 millones de dólares, pero como el gobierno ya no tiene que mantener diques, también supuso un ahorro anual de 7,3 millones de dólares.39 Entre las medidas que aumentan la resiliencia tanto de los ecosistemas como de las comunidades se incluyen los esfuerzos por fortalecer las dunas, humedales, manglares y laderas boscosas, y una gestión del agua basada en la conservación para los pequeños agricultores.40

    Bruno Locatelli y Emilia Pramova, del Centro Internacional de Investigación Forestal (CIFOR), describen en un artículo especializado para el WRR cómo la adaptación basada en ecosistemas pude ayudar a las comunidades a hacer frente al cambio climático: “Los manglares protegen las zonas costeras frente a las tormentas y el oleaje, los productos forestales ofrecen redes de seguridad para las comunidades cuando se pierden los cultivos, y los servicios de los ecosistemas hidrológicos (tales como la conservación del caudal base, la regulación del caudal de tormentas y el control de la erosión) son de vital importancia para amortiguar los impactos del cambio climático en los usuarios del agua. La conservación y la gestión sostenible de los ecosistemas y sus servicios puede generar múltiples beneficios socioecológicos, así como promover las estrategias de adaptación al cambio climático a largo plazo.»

    Los ecosistemas pueden mitigar muchos peligros naturales, 42 y su mantenimiento puede resultar más económico que la construcción de infraestructuras tales como presas o diques de contención, y pude aportar co-beneficios a las comunidades humanas, tales como bienes que generen ingresos.43 Sin embargo, la capacidad de reducción de riesgos de los ecosistemas tiene un límite. Por ejemplo, una vez que la subida del nivel del mar sobrepase un límite determinado, los manglares podrían dejar de ofrecer protección (sin embargo, pueden seguir ofreciendo servicios si el ordenamiento territorial les permite retraerse hacia el interior). Hay que investigar más para identificar estos límites.

    Será de vital importancia para los responsables de la toma de decisiones en los gobiernos nacionales evaluar cómo afectará el cambio climático a los ecosistemas, y cómo se puede aumentar su resiliencia. No sólo podrían desaparecer servicios vitales de los ecosistemas, tales como el control de inundaciones y de la erosión, sino que podrían producirse cambios irreversibles, como la pérdida de hábitats y la extinción de especies. Es especialmente preocupante también la degradación de servicios de los ecosistemas, tales como el suministro de agua potable, el control de la erosión, la polinización y la regulación del agua, que sustentan la agricultura y la producción de alimentos en todo el mundo.44

    Unas herramientas de evaluación rápida pueden ser útiles para evaluar e integrar los múltiples riesgos a los que hacen frente los ecosistemas. Por ejemplo, el Instituto de Recursos Mundiales ha desarrollado una herramienta que ofrece una visión rápida de cómo el cambio climático y otras amenazas afectan al flujo de servicios de los ecosistemas, y cómo éstos a su vez crean riesgos para los objetivos de desarrollo económico.45 Esta herramienta es especialmente útil para aquellos sectores que dependen en gran medida en los ecosistemas, tales como el suministro de agua, la agricultura, la explotación forestal y la generación de energía. El Cuadro 7.3 ejemplifica la aplicación de esta herramienta en la agricultura en el sur de India.

    Las actividades de rehabilitación,46 restauración y conservación son especialmente importantes a la hora de hacer frente a fenómenos meteorológicos extremos, ya que los esfuerzos de adaptación basada en ecosistemas se basan en unos ecosistemas saludables. Normalmente, merece la pena invertir en estos esfuerzos, ya que pueden ayudar a hacer frente a otros problemas de desarrollo tales como la seguridad alimentaria y la pobreza rural. Para muchos países en vías de desarrollo que disponen de muchos recursos naturales, las estrategias de adaptación basada en ecosistemas podría ser un componente esencial para las estrategias de adaptación al cambio climático.

    Recursos sociales

    Desde una perspectiva de desarrollo, aumentar la capacidad adaptativa supone mejorar los recursos que un individuo, familia o comunidad podría utilizar para aumentar su resiliencia al cambio climático. Esto incluye recursos humanos, financieros, naturales, físicos, institucionales, tecnológicos y de información.

    Aunque se suele subestimar su importancia, los recursos sociales son fundamentales para construir la resiliencia.

    Los recursos sociales (también capital social o bienes sociales) hacen referencia a las instituciones, relaciones y normas que conforman las interacciones sociales de una sociedad. Los recursos sociales tienen un valor doble. En primer lugar, unen a personas similares mediante vínculos familiares, culturales, nacionales, comunales y de carácter socio-económico. En segundo lugar, sirven para acercar a personas diversas, mediante la creación de normas de confianza, reciprocidad e intercambio.47 A través de estos vínculos, los recursos sociales pueden fomentar la coordinación y la cooperación dentro de las comunidades vulnerables, permitiéndoles actuar colectivamente, hacer frente a las condiciones adversas y ofrecerse apoyo entre ellos en tiempos de crisis, por ejemplo cuando sufran fenómenos extremos como inundaciones o sequías. Además, una comunidad unida puede desarrollar mecanismos para descubrir y compartir otros recursos ecológicos, humanos y financieros. Es importante destacar que los recursos sociales pueden aportar una voz colectiva a los grupos vulnerables. Esto les permite influir más en las decisiones a medida que los responsables desarrollan planes y políticas que afectarán cómo se adaptarán sus comunidades al cambio climático.

    Unos recursos sociales fuertes también pueden conducir a la difusión de prácticas y políticas eficaces, ya que los esfuerzos de adaptación locales a menudo sirven para inspirar los esfuerzos de adaptación a escala nacional. Al interactuar con los responsables de la toma de decisiones, las comunidades permiten que las instituciones nacionales mejoren y evolucionen.49 Por mucho que los recursos de los ecosistemas ayuden a crear las condiciones idóneas para una gestión eficaz de los riesgos, los recursos sociales pueden aumentar la capacidad de adaptación y la resiliencia a través de una gran variedad de actividades, tales como una acción colectiva de prevención para elevar el nivel de los diques de los ríos, o simplemente por el hecho de poder confiar en un vecino en tiempos de crisis.

    Los recursos sociales tienen una naturaleza y composición diferente respecto a otros bienes o formas de capital. A diferencia de otros elementos de construcción de la capacidad adaptativa, los recursos sociales no se deterioran con el uso, sino más bien con la falta de uso.50 Por lo tanto, aunque algunos niveles de recursos sociales siempre van a existir incluso sin la acción gubernamental, los responsables de la toma de decisiones a escala nacional tienen que desempeñar un papel importante a la hora de crear y mantener unas condiciones apropiadas para que los recursos sociales prosperen (véase el Cuadro 7.4).

    Esto se puede hacer de varias maneras. Primero, los responsables de la toma de decisiones a escala nacional pueden construir entre los niveles del gobierno y los grupos no gubernamentales reforzando las formas existentes de responsabilidad social. En los últimos años, la variedad de mecanismos de responsabilidad social ha aumentado considerablemente, y actualmente ya incluye la creación de políticas con participación pública, el presupuesto participativo, el seguimiento del gasto público y la evaluación de los servicios públicos.52

    Al involucrar a las comunidades vulnerables y marginales en los procesos de toma de decisiones, los directivos de los gobiernos ofrecen una plataforma para la acción, el aprendizaje común y la resolución colectiva de problemas. En primer lugar, esta inversión por parte del gobierno garantiza un mayor apoyo y una apropiación local de las intervenciones de adaptación (véase el Capítulo 3). Sin embargo, la capacidad de la población de participar activamente suele verse limitada por la falta de recursos humanos y financieros. Los gobiernos pueden combatir esta escasez reforzando la capacidad organizativa de los grupos vulnerables y marginales.

    En segundo lugar, los gobiernos pueden mejorar los recursos sociales invirtiendo en tecnologías de comunicación que fomenten la interacción más allá de las reuniones cara a cara. Aunque están destinadas a propósitos más concretos, como conseguir información a escala local, estas mejoras en las infraestructuras de comunicación impulsan los recursos sociales de las comunidades aportándoles una mayor sensación de interconexión.

    Los beneficios de los recursos sociales pueden ser tangibles. Por ejemplo, los grupos organizados de usuarios de agua en las comunidades de Filipinas y Sri Lanka trabajaron juntos para decidir las normas y procedimientos de riego en sus tierras. Los resultados incluyen mayor productividad de los cultivos, mayor equidad en el uso del agua y menos quejas al gobierno. En Malawi, un programa que ofrece seguros para los agricultores de cacahuetes y maíz extendió buenas prácticas agrícolas, permitiendo a los grupos poner en común sus recursos y gestionar la propiedad de forma cooperativa, y permitió el acceso al crédito a las comunidades que normalmente carecen de recursos financieros. Los pagos de los seguros se activan si no llueve lo suficiente durante la temporada de siembra. Hasta la fecha, el éxito del programa reside en la participación de los pequeños agricultores en el diseño de los paquetes de seguros.53 Programas como estos serán cada vez más necesarios a medida que los efectos del cambio climático afecten a la producción agrícola y a la disponibilidad de agua.

    Los recursos sociales se suelen utilizar en última instancia o como medida de reserva; por ejemplo, si un gobierno fracasa a la hora de preparar adecuadamente a los ciudadanos para un desastre, las comunidades se verán obligadas a depender de las relaciones sociales que han formado, especialmente en los países que ya cuentan con múltiples factores de estrés derivados del subdesarrollo, la pobreza crónica, la mala gestión pública y la fragilidad estatal. Como resultado, desde el punto de vista de los responsables de tomar las decisiones, garantizar la creación y la sostenibilidad de los recursos sociales es un medio fundamental y económico de construir la capacidad de las comunidades de adaptarse al cambio climático.

    El siguiente capítulo destaca descubrimientos clave y recomendaciones basadas en la investigación llevada a cabo para la elaboración de este informe. Su objetivo es proporcionar el contexto y las prioridades para los funcionarios del gobierno, las organizaciones de la sociedad civil y otros grupos que pretendan integrar los riesgos climáticos en la planificación y creación de políticas a escala nacional, especialmente en los países en vías de desarrollo.


    Estudio de caso

    SUDÁFRICA: PLANIFICACIÓN BASADA EN ECOSISTEMAS PARA EL CAMBIO CLIMÁTICO

    Sudáfrica es uno de los países megadiversos del mundo, que alberga casi el 10% de las especies de aves, peces y plantas; más del 6% de las especies de mamíferos y reptiles; y casi el 15% de las especies costeras y marinas conocidas.

    Caroline Petersen, Instituto Nacional de Biodiversidad de Sudáfrica

    Stepehen Holness, Parques Nacionales de Sudáfrica

    Sin embargo, esta biodiversidad se ve cada vez más amenazada por una serie de actividades humanas, entre ellas la rápida expansión urbana, el crecimiento de los sectores agrícola y minero, y la presión sobre los recursos naturales, tales como las poblaciones de peces, los pastizales y el agua.

    El cambio climático amenaza con agravar estos peligros existentes con más sequías e inundaciones, el descenso del caudal de los ríos e incendios forestales más frecuentes, ya que Sudáfrica también se enfrenta a un aumento de las temperaturas de entre 1º C y 3º C.1 Los impactos previstos para la biodiversidad del país incluyen cambios importantes en la variedad de especies y ecosistemas. Otros factores secundarios, tales como la aparición de nuevas industrias como cultivos para biocombustibles y la construcción de grandes presas para adaptarse a los cambios en el suministro de agua, también podrían afectar a la biodiversidad.

    Como respuesta, Sudáfrica está llevando a cabo una estrategia de adaptación al cambio climático basada en ecosistemas, con el objetivo de mantener un hábitat natural intacto suficiente, identificado mediante una planificación sistemática para la biodiversidad.

    Para ello, durante la última década, Sudáfrica ha incorporado información sobre biodiversidad en la planificación del uso de la tierra y del desarrollo, y ha creado una estrategia nacional para expandir las áreas protegidas con el fin de conservar la biodiversidad y aumentar la resiliencia de los ecosistemas.

    El vehículo para implementar esta estrategia es la planificación del sector de la biodiversidad, que requiere la elaboración de mapas tanto de las zonas críticas para la biodiversidad como de las zonas de apoyo de ecosistemas. Estos mapas se utilizan en siete de las nueve provincias del país y ofrecen una gran variedad de información sobre las características de la biodiversidad de una zona en concreto, así como sobre sus patrones de uso de la tierra y de los recursos.

    Los planificadores de la conservación fijan objetivos cuantitativos de biodiversidad para los tipos de hábitat, los procesos ecológicos y/o las especies. Por ejemplo, determinan las necesidades mínimas de ciertas especies animales que están en peligro. Esta información se analiza posteriormente empleando programas especializados vinculados a un software de sistemas de información geográfica (SIG) para conformar las bases para los planes sistemáticos de biodiversidad. Estos planes se centran en soluciones relativas al uso de la tierra para conseguir los objetivos de biodiversidad establecidos para una zona en concreto, de forma que sea más económico para la sociedad y cause el menor número posible de conflictos con otros posibles usos de la tierra. Los planes identifican las zonas en las que la conservación debería ser una cuestión prioritaria y aquellas de menor interés para la conservación que podrían seguir el desarrollo de forma más segura. Los planes de biodiversidad suelen basarse en las necesidades de los hábitats y los procesos ecológicos en lugar de en las necesidades de cada especie.

    Durante los últimos tres años, los planificadores de conservación se han centrado en alinear las áreas prioritarias de biodiversidad con las áreas de hábitats naturales intactos que son vitales para mantener las funciones ecológicas y los servicios que ofrecen a la población. Estas zonas prioritarias también están alineadas con las características biofísicas que respaldan la adaptación al cambio climático basada en ecosistemas, entre ellas los ríos y corredores costeros intactos, las cadenas montañosas y las zonas con gran variedad de microclimas.

    Junto con las grandes áreas intactas de biodiversidad, los corredores de hábitat son vitales no sólo para permitir a las especies vegetales y animales responder al cambio climático, sino también para ayudar a las comunidades humanas a adaptarse. Por ejemplo, mantener la vegetación autóctona de los ríos puede proporcionar corredores a las especies nativas así como prevenir que las orillas sean erosionadas cuando el caudal de los ríos aumenta debido a las lluvias.

    En algunas zonas de Sudáfrica, se están realizando esfuerzos para implementar planes de biodiversidad sobre el terreno, teniendo en cuenta la biodiversidad y la adaptación al cambio climático en las políticas, programas y en los trabajos que se realizan a diario en sectores tan importantes para la economía como la vivienda, la agricultura y la industria. Por ejemplo, se han integrado los mapas en los análisis de impactos medioambientales y se han complementado con guías del uso de la tierra.2 El objetivo es que los planificadores eviten las actividades que puedan aumentar la vulnerabilidad al cambio climático, como por ejemplo eliminar un corredor que puede ser necesario para las especies que migren con el aumento de las temperaturas.

    Los funcionarios municipales y provinciales y la población tienen acceso a los mapas interactivos y a las capas de datos de los sistemas de información global (por ejemplo, al alineamiento de los mapas actuales de las zonas de críticas para la biodiversidad con los cambios previstos en los ecosistemas debido al cambio climático.) Por lo tanto, estos grupos pueden utilizar esta información para valorar el impacto y la utilidad de las nuevas actividades e inversiones.

    El requisito legal actual es que los planes sistemáticos para la biodiversidad garanticen la preservación de la biodiversidad a largo plazo y tengan en cuenta los procesos ecológicos. Aunque la guía no menciona explícitamente el cambio climático, los últimos planes incorporan principios de diseño para el cambio climático que están ampliamente reconocidos por las comunidades que planifican la conservación como necesarios para todos los planes futuros.

    Lecciones aprendidas

    Los esfuerzos para integrar los riesgos climáticos para los ecosistemas en la planificación en Sudáfrica se han visto beneficiados por la fuerte capacidad local del país de elaborar análisis de riesgos. Esta información se incluye en los planes para la biodiversidad que aportan información a las decisiones que toman las autoridades municipales. Sin embargo, la falta de una preparación formal para implementar los planes biorregionales y la falta de recursos financieros para la completa implementación de la estrategia nacional para la expansión de las áreas protegidas han sido un obstáculo a la hora de adoptar estos planes.3

    Algunas provincias y distritos han progresado notablemente simplemente por el hecho de tener planes listos para ser implementados. Sin embargo, como estos planes aún no han sido reconocidos como prioridades nacionales urgentes, deben competir por los recursos con muchos otras cuestiones problemáticas para el desarrollo. La lección que se extrae es que tener preparados productos de alta tecnología para la planificación de la biodiversidad no garantiza que se utilicen de forma efectiva para orientar un desarrollo adecuado o una amplia gestión de la biodiversidad. Por lo tanto, se necesitan más esfuerzos para construir las capacidades de los planificadores del uso de la tierra, los responsables de tomar las decisiones, los científicos, las ONG, etc.

    Notas finales

    1 DEA 2009.

    2 Petersen et al. 2010.

    3 Petersen et al. 2010.

    El objetivo es alejar a los planificadores locales de las actividades que puedan aumentar la vulnerabilidad al cambio climático.

    119

    Estudio de caso

    MONGOLIA: HACIENDO FRENTE A LOS FENÓMENOS EXTREMOS UTILIZANDO SEGUROS BASADOS EN ÍNDICES

    En los verdes pastos de la estepa de Mongolia, el pastoreo es el alma de la economía, dando trabajo a cerca del 40% de la población activa. Se contabilizaron unos 44 millones de cabezas de ganado (vacas, ovejas, yaks, cabras, caballos y camellos) en el censo de 2009 de la Oficina Nacional de Estadísticas. Muchos mongoles dependen de estos animales como alimento y como fuente de ingresos. El ganado también puede servir como red de seguridad social cuando se agoten otras opciones de sustento.

    Kirsten Luxbacher, Experta Independiente

    Andrew Goodland, Banco Mundial

    Esta dependencia del pastoreo hace que las familias rurales y la economía de Mongolia sean vulnerables a los impactos que afecten a la población de ganado (la ganadería representa el 20% del PIB). Por desgracia, estos impactos son bastante comunes, ya que el clima del país es duro y muy variable, cambiando mucho no sólo estacionalmente sino también a diario. Esta vulnerabilidad al clima y a los fenómenos extremos se ve intensificada por la práctica de los ganaderos de pastorear los animales en grandes áreas de pastizales con pocos refugios, una práctica de alto riesgo y que tiene pocos beneficios, y que además es poco productiva.1

    Los pastores son especialmente vulnerables a los fenómenos meteorológicos extremos invernales conocidos como “dzuds”, que pueden diezmar los rebaños de ganado, trayendo consigo graves pérdidas económicas. Tras varios «dzuds» especialmente severos entre los años 2000 y 2002, las graves pérdidas llevaron la gestión de riesgos en la ganadería al primer plano de los debates políticos nacionales. Desde entonces, el gobierno ha puesto en marcha esfuerzos para dejar de depender de los donantes en el alivio posterior a los desastres y desarrollar una estrategia proactiva de gestión de riesgos para el sector de la ganadería con la que se espera reducir la dependencia en los donantes.

    Uno de los componentes de esta estrategia es el Proyecto de Seguros Ganaderos Basados en Índices, una novedosa estrategia que pretende ayudar a los pastores a hacer frente a pérdidas importantes de ganado y a transferir algunos de los riesgos de la ganadería. El proyecto se inició de forma experimental en 2006, con el apoyo del Banco Mundial y del gobierno de Japón (en la actualidad también está financiado por los gobiernos de Suecia y Corea) en tres provincias del país.

    Los resultados han sido buenos, y está previsto que el proyecto se extienda a todo el país para 2012, ofreciendo así un modelo para otros países en vías de desarrollo que se enfrenten a frecuentes fenómenos meteorológicos extremos.

    EL USO INNOVADOR DE LOS SEGUROS BASADOS EN ÍNDICES

    En 2001, el gobierno de Mongolia solicitó el apoyo del Banco Mundial para diseñar una nueva estrategia de gestión de riesgos para el sector ganadero. El resultado fue un estudio de viabilidad que recomendaba una estrategia de seguros basados en índices, y, en 2004, el gobierno aprobó una nueva ley de seguros que preparó el terreno para el proyecto piloto.

    El plan de seguros funciona haciendo los pagos a los ganaderos en base a las tasas de mortalidad del ganado en cada distrito en lugar de a las pérdidas individuales. El proyecto ofrece seguros basados en el mercado, así como una cobertura frente a los desastres, que proporciona el gobierno en caso de catástrofe.

    En las economías rurales, los seguros basados en índices tienen bastantes ventajas frente a los seguros de indemnización. Reducen los costes de transacción porque la compañía no tiene que viajar hasta áreas remotas para visitar a cada ganadero. También reducen la incidencia de “peligros morales”, es decir, que un ganadero deje morir a sus animales para cobrar una póliza. Además, los pagos se pueden realizar de forma mucho más rápida, un beneficio clave para las familias rurales pobres.

    El proyecto de Mongolia ha sido implementado por una unidad del gobierno supervisada por un comité directivo que representa a varios departamentos del gobierno, y presidido por la secretaría de finanzas del estado. Se ha difundido ampliamente a pastores que no estaban acostumbrados a contratar seguros por medio de la televisión y de anuncios en la prensa, folletos e incluso juegos de cartas, así como mediante la formación presencial.

    En los cuatro años siguientes al lanzamiento del proyecto, con el apoyo del Banco

    Mundial, los fenómenos extremos han hecho que el seguro de base se pusiera en marcha tres veces, y el seguro para desastres naturales dos. En cada una de las ocasiones, el sistema ha demostrado ser eficaz, y todos los pastores han recibido los pagos de indemnización que se les debía. Entre 2006 y 2010, se aseguraron 3,2 millones de cabezas de ganado, a pesar de que los ganaderos suelen cubrir sólo el 30% de sus rebaños.

    Resumen de los paquetes de seguros

    Paquete de seguro base / Seguro de riesgos para el ganado: Este es un producto comercial vendido por compañías de seguros privadas. Los pagos se realizan cuando la tasa de mortalidad del ganado en un soum (distrito provincial) es de entre un 6% y un 30%. Su nombre cambió de “paquete de seguro base” a “seguro de riesgos para el Ganado” durante el ciclo 2009/2010.

    Paquete de respuesta a los desastres: Este paquete, una red de seguridad social para los ganaderos, está financiado por el gobierno de Mongolia. Los pagos se realizan cuando las tasas de mortalidad del ganado en un soum sobrepasan el 30%. Durante el proyecto piloto, todos los ganaderos que contrataron el paquete de seguro base fueron automáticamente inscritos en el paquete de respuesta a los desastres. Los ganaderos que no quisieron contratar el paquete de seguro base podían pagar una pequeña cuota para inscribirse en el paquete de respuesta a los desastres. Durante el ciclo 2009/2010, el paquete de respuesta a los desastres fue suprimido y reemplazado por la cobertura para catástrofes del gobierno.

    Cobertura para catástrofes del gobierno: Este producto fue creado para sustituir el paquete de respuesta a los desastres a los asegurados, y cubre pérdidas que superan el 30%. Se diferencia del paquete de respuesta a los desastres en que está disponible sólo para aquellos ganaderos que hayan contratado el seguro de riesgos para el ganado y cubre sólo el valor del ganado asegurado.

    FUENTES : Mahul et al. 2009 ; Skees et al. 2009.

    DZUDS Y RIESGOS PARA LOS MEDIOS DE VIDA

    Los dzuds se caracterizan por uno o varios de estos elementos: temperaturas muy bajas, viento, nieve y hielo que impide al ganado llegar a los pastos o recibir suficiente alimento y forraje.2

    Los dzuds más extremos suelen estar precedidos por veranos secos con poca disponibilidad de pastos, por lo que los animales no llegan al invierno en buenas condiciones.

    Las tasas altas de mortalidad del ganado suelen ser difíciles de prevenir cuando se dan condiciones climatológicas adversas, incluso si existen estrategias para gestionar adecuadamente los riesgos del pastoreo (tales como refugios de invierno, producción de cultivos forrajeros y almacenamiento).3

    Las pérdidas económicas derivadas de los dzuds pueden ser enormes. En los inviernos de los años 2000, 2001 y 2002, murieron más de 11 millones de animales, con un valor total de 200 millones de dólares americanos.4

    En el futuro, es probable que el cambio climático aumente la variabilidad y los riesgos asociados a estos fenómenos.5

    LECCIONES APRENDIDAS

    Los datos de buena calidad sobre la mortalidad del ganado, los esfuerzos por informar a los ganaderos sobre los productos de seguros, y la construcción de la capacidad de los funcionarios del gobierno, las compañías de seguros y las instituciones financieras contribuyeron al éxito del Proyecto de Seguros Ganaderos Basados en Índices. Como resultado, tres compañías vendieron seguros en 2006, y cuatro en 2007 y 2008.

    Aún quedan muchos retos a los que hacer frente, por ejemplo, rediseñar los seguros para limitar la exposición del gobierno, y problemas por resolver, como el descenso en el precio del cachemir que afectó a los ingresos de los ganaderos, y las deficiencias en el sistema de venta de los seguros. Sin embargo, los resultados del proyecto han superado las expectativas, y representan un esfuerzo eficaz y proactivo por parte del gobierno para responder a los impactos climáticos antes de que ocurran.

    Notas finales

    1 Goodland s.a.

    2 Sayed 2010.

    3 Mahul et al. 2009.

    4 GlobalAgRisk 2010 ; Mahul et al. 2009.

    5 Luxbacher et al. 2010b.

    En los cuatro años siguientes al lanzamiento del proyecto, el sistema demostró ser efectivo en cada situación de mal tiempo.

    INDICE y PRESENTACIÓN


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    Noticias 24 horas Publicado a las 20:18 el 10 de February del 2019  

    Adaptación en marcha: Capítulo 6: Herramientas para la planificación y creación de políticas 

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    INDICE y PRESENTACIÓN

    HERRAMIENTAS PARA LA PLANIFICACIÓN Y CREACIÓN DE POLÍTICAS

    Para hacer frente a los riesgos climáticos, los directivos de los gobiernos pueden hacer uso de una gran variedad de herramientas1 que les ayuden a valorar los tipos de cambio climático y la vulnerabilidad de las poblaciones, ecosistemas o sectores afectados. También pueden emplear las herramientas para obtener información sobre las opciones políticas para promover el desarrollo de la resiliencia climática y decidir a cuáles se debe dar prioridad, y como ayuda para la implementación, seguimiento y evaluación de sus decisiones.

     Algunos ejemplos de estas herramientas son los mapas, la creación de modelos, la planificación de escenarios y los ejercicios de simulación, y las herramientas de predicción que pronostican las consecuencias que traerán los cambios climáticos. Aprovechar éstas y otras herramientas no tiene por qué conllevar la adquisición de nuevos instrumentos demasiado caros para los gobiernos que no disponen de muchos recursos. A menudo, los funcionarios públicos podrán utilizar herramientas genéricas de apoyo para las decisiones que ya se emplean normalmente, adaptándolas para hacer frente al cambio climático. Sin embargo, es importante señalar que todas estas herramientas dependen de una información adecuada (véase el Capítulo 4).

    LA IMPORTANCIA DE LAS HERRAMIENTAS PARA LA PLANIFICACIÓN Y CREACIÓN DE POLÍTICAS EN UN CLIMA CAMBIANTE

    A medida que los responsables de la toma de decisiones vayan sopesando cómo responder a los tipos de cambio climático con los recursos disponibles a su alcance, deben ir estableciendo prioridades y poniendo en marcha planes y políticas. Las decisiones que tomen pueden tener consecuencias importantes para las comunidades y ecosistemas vulnerables a los impactos climáticos y para los costes iniciales y futuros. Sin embargo, los directivos se enfrentan a menudo a decisiones complejas a la hora de analizar las posibles acciones a escala nacional, sectorial o local, especialmente cuando existe una incertidumbre acerca del ritmo, escala y alcance de los cambios relacionados con el clima. Por ejemplo, a la hora de diseñar puentes en zonas costeras o defensas costeras, tales como diques de contención, los planificadores se enfrentarán frecuentemente a dilemas, como por ejemplo, anticipar una subida del nivel del mar de 1 o 1,5 metros. Tomar una decisión equivocada puede tener consecuencias graves.

     HERRAMIENTAS PARA UNA TOMA DE DECISIONES EFICAZ

    Existen muchas herramientas que pueden dar información y servir de apoyo a la planificación para la adaptación y creación de políticas en los ámbitos nacional y sectorial. Este informe no valora sistemáticamente dichas herramientas, sino que se basa en los estudios de caso, la opinión de los expertos, los ejercicios de simulación y las actividades de investigación para proporcionar una orientación sobre cómo utilizar estas herramientas para aumentar la resiliencia de las poblaciones y ecosistemas. Por lo tanto, destacamos varias herramientas que fueron especialmente útiles para los encargados de tomar las decisiones en los países en vías de desarrollo y que podrían ser utilizadas por otros gobiernos. La Figura 6.1 muestra ejemplos de herramientas útiles para la toma de decisiones de adaptación; las que se describen detalladamente en este capítulo aparecen subrayadas.

    Integrar los riesgos climáticos y la vulnerabilidad en las herramientas ya existentes

    En las actividades cotidianas de los gobiernos, los responsables de tomar las decisiones ya emplean numerosas herramientas para valorar las consecuencias de las acciones y priorizar las actividades. Un primer paso importante para la planificación y creación de políticas para la adaptación es integrar los riesgos climáticos y la vulnerabilidad en estas herramientas ya existentes. Por ejemplo, muchos países exigen que se realicen análisis medioambientales antes de implementar programas o aprobar proyectos que impliquen importantes impactos en el medioambiente para evaluar los posibles efectos en los ecosistemas y las comunidades. Se podrían reforzar estos análisis incluyendo una consideración de los posibles riesgos climáticos y la vulnerabilidad asociada de poblaciones y ecosistemas. Sudáfrica ha sido uno de los primeros en implementar esta estrategia, que ha tenido un gran éxito. La cartografía de riesgos climáticos para los ecosistemas que realiza el gobierno se ha integrado en los análisis de los impactos medioambientales de las actividades de planificación de la tierra propuestas.2 Como resultado, se ha decidido evitar desarrollaractividades que puedan aumentar la vulnerabilidad de los ecosistemas al cambio climático.

    Por ejemplo, los planificadores deberían evitar el desarrollo en territorios que podrían ser necesarios para la migración de especies a medida que aumenten las temperaturas.

    Los análisis económicos, especialmente los de coste-beneficio, también se podrían adaptar para incorporar mejor los daños asociados con el cambio climático. Estos análisis económicos jugarán un papel cada vez más importante en la toma de decisiones para la adaptación, dados los costes que éstas podrían suponer.3 Se debería modificar el diseño de los análisis para que reflejen mejor las oportunidades y co-beneficios y los costes que supondría abordar estos cambios, y sean así más útiles para la toma de decisiones. Por ejemplo, los costes estimados deberían incluir aquellas acciones cuyo valor monetario es difícil de calcular pero que son de gran importancia para la humanidad, tales como el declive de las culturas locales o la pérdida de servicios de los ecosistemas y la extinción de plantas y animales. Los análisis económicos que integran los riesgos del cambio climático también deberían tener en cuenta los periodos de tiempo para reflejar con mayor precisión los riesgos a largo plazo que presenta el cambio climático, lo que podría requerir ajustes en las tasas de descuento.

    A menudo, sin embargo, los costes y beneficios por sí solos no proporcionarán a los gobiernos la perspectiva general que necesitan para tomar decisiones equitativas y eficaces. En Namibia y Tanzania, por ejemplo, los análisis económicos concluyeron que el cambio climático podría afectar al PIB en menos de un 1%, pero los análisis de equidad y distribución revelaron que los problemas que generaría este impacto tendrían graves consecuencias para los pequeños agricultores y la población pobre de las ciudades.4

    La comunidad de donantes y las ONG han desarrollado numerosas herramientas de adaptación específicas para que sirvan de guía a los países en vías de desarrollo. Algunas de ellas ofrecen una orientación básica, otras son herramientas informáticas, y otras son plataformas de intercambio de información. El Instituto de Recursos Mundiales ha creado el Marco Nacional de las Capacidades de Adaptación (NAC), 5 que puede ser empleado por los responsables de desarrollar las políticas y los donantes como herramienta para diagnosticar las capacidades necesarias para planificar la adaptación (véase la página 74). El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) llevó a cabo un extenso análisis comparativo en una publicación sobre herramientas de detección y directrices para apoyar la integración de la adaptación al cambio climático en la ayuda para el desarrollo. En lugar de evaluar y comparar sistemáticamente esta y otras herramientas, se describen a continuación dos métodos importantes y novedosos en los que las herramientas ayudan a los funcionarios públicos a combatir los riesgos climáticos para ayudar a las poblaciones más vulnerables mediante:

    – el análisis de riesgos climáticos y poblaciones vulnerables; y

    – la asistencia para elegir entre diversas opciones políticas.

    Análisis de los riesgos climáticos y las poblaciones vulnerables

    Mapas específicos

    Los mapas son una herramienta importante y fácil de comprender que puede utilizarse para identificar tanto los riesgos climáticos como las poblaciones y ecosistemas más vulnerables a impactos climáticos específicos. Crear mapas a partir de datos espacialmente explícitos que registran dónde y cómo tienen lugar los cambios climáticos dentro de un país o una región puede ser útil para establecer las prioridades y combatir diferentes tipos de cambio climático que van desde fenómenos extremos a corto plazo hasta cambios a largo plazo. Estos ejercicios pueden tener lugar bien a escala local o nacional, e incluyen actividades tales como la cartografía de riesgos y de la vulnerabilidad.

    A la hora de ayudar a los gobiernos a prepararse para los fenómenos extremos, los mapas de riesgos y vulnerabilidad pueden ser instrumentos sencillos y muy útiles para conocer los riesgos para las poblaciones e infraestructuras.6 La información que aportan puede servir de guía para diversas inversiones, tales como los planes de evacuación y el desarrollo e implantación de sistemas de alerta temprana.7 Algunos países en vías de desarrollo han creado mapas de riesgos que han demostrado ser muy útiles para orientar los esfuerzos de reducción de riesgos.

    Por ejemplo, durante la última década el Programa de Gestión Integral de Desastres de Bangladesh ha elaborado mapas de los riesgos que suponen los terremotos, tsumanis y marejadas ciclónicas para las comunidades costeras y las principales ciudades del país (véase la Figura 6.2). Para ayudar a limitar las consecuencias humanas, económicas y ecológicas de estos fenómenos extremos, se han utilizado estos mapas en muchos ámbitos políticos, entre ellos la planificación del uso de la tierra, los procedimientos para responder a los desastres y el desarrollo de sistemas de alerta temprana.8 Junto con otras iniciativas relacionadas, los mapas han aumentado notablemente la capacidad de Bangladesh para responder proactivamente a los desastres. Gracias a ello, se han salvado muchas vidas. En 2007, cuando el ciclón Sidr, un ciclón de categoría 4, azotó Bangladesh, los sistemas de alerta temprana y las evacuaciones, así como las campañas previas de educación para informar a la población sobre los planes de gestión de desastres del gobierno, consiguieron que la cifra de muertos fuera de menos de 4.000. Un ciclón de la misma categoría que tuvo lugar en 1991 acabó con la vida de 140.000 personas aproximadamente.

    Sin embargo, la cartografía de riesgos por sí sola es simplemente un primer paso para proteger a los más vulnerables. Las prioridades de la recopilación de datos también deberían incluir información sobre la vulnerabilidad de las poblaciones y sobre los bienes de las zonas afectadas, que se pueden complementar con los mapas de riesgos para establecer las prioridades y las acciones.9 Un buen ejemplo de prevención de conflictos es el proyecto de cartografía y análisis que se llevó a cabo para la recuperación de la crisis de Sudán.10 En este caso, se superpusieron diferentes conjuntos de datos e información en un sistema de información geográfica, que identifica las tendencias superpuestas, lo que ayudó a resolver los conflictos.

    Por desgracia, el mundo en vías de desarrollo, y especialmente los países y comunidades más vulnerables, carece a menudo de los datos fundamentales para construir estos mapas.11 En muchos casos, esta escasez de datos se debe a una falta de sistemas de seguimiento integral y a una falta de personal capacitado para analizar, mantener y proporcionar los datos a los usuarios en los formatos adecuados. Por ejemplo, el Reino Unido tiene un número de estaciones de medición del caudal de los ríos cuatro veces superior al de Malawi, y los datos disponibles en Malawi cubren menos años y son de peor calidad. Sin embargo, el desarrollo no es el único factor que determina la disponibilidad de datos.12 Los datos de Malawi son de mejor calidad que los de Mozambique, un país con un nivel similar de desarrollo económico por habitante, ya que los datos de Mozambique se perdieron durante un periodo de inestabilidad política.13

    Dado que la recogida de datos para la adaptación es cada vez más importante, los donantes que apoyan la creación de mapas de riesgos deben tener en cuenta la gran variedad de factores que pueden provocar una escasez de datos y ayudar a combatirlos. Es de vital importancia hacer inversiones continuadas en este ámbito, ya que los encargados de tomar las decisiones en el futuro dependerán de los esfuerzos de recogida de datos que se realicen hoy para emprender acciones eficaces a medida que los impactos climáticos se intensifiquen en el futuro.

    Incluso si los datos disponibles son escasos, existen otras medidas alternativas que los gobiernos pueden tomar para elaborar mapas de riesgos. Las lagunas existentes se pueden completar aproximadamente con información global o regional y ampliarse mediante encuestas de recogida de datos.14 La Organización Meteorológica Mundial, por ejemplo, recoge datos de 18 satélites y comparte esta información a diario con sus 187 países miembros.15 También existen servicios globales que colaboran en la elaboración de mapas de riesgos, como el Programa de Reducción del Riesgo de Desastres de la Organización Meteorológica Mundial.16

    Los mapas de riesgos se suelen elaborar empleando modelos creados por ordenador. Aunque algunos países en vías de desarrollo podrían carecer de la capacidad para manejar estos modelos, 17 las tecnologías de información y comunicación, tales como los Sistemas de Información Geográfica (SIG) y la teledetección, han aumentado en gran medida la capacidad de evaluar los riesgos que presentan numerosos impactos climáticos, como por ejemplo el aumento de la frecuencia o intensidad de inundaciones, los ciclones, el deshielo de los glaciares y las sequías.18 A pesar de que la utilidad de estos modelos depende de los datos disponibles, muchos países, con el apoyo de los donantes, han adquirido la capacidad de utilizar estas tecnologías. Además, la disponibilidad de datos en Internet está aumentando.19

    En lugar de, o además de, los SIG y la teledetección, los ejercicios de cartografía de las comunidades son otra forma útil de recoger la información necesaria para elaborar mapas.20 Por ejemplo, las comunidades pueden realizar inspecciones visuales de áreas en riesgo de deslizamientos de tierra, o identificar los lugares que se inundan primero cuando hay lluvias muy intensas. Estos ejercicios de cartografía de comunidades pueden aprovechar el conocimiento local y personal sobre los impactos relacionados con el cambio climático (véase también el capítulo sobre la recopilación de información local).21 La cartografía de comunidades también puede jugar un papel crucial a la hora de identificar a los grupos vulnerables en los que se deben concentrar los esfuerzos de adaptación que podrían pasar desapercibidos.

     Como se expone en el Capítulo 3, será esencial para las comunidades entender la importancia y la trascendencia que estos esfuerzos tienen para su futuro para que participen activamente y de forma duradera. Cuando se utilicen mapas para la toma de decisiones de adaptación, los responsables de tomar las decisiones deben asegurarse de que estos se presentan de forma que sean accesibles para todos aquellos que participen en las decisiones o que se vean afectados por ellas.22

    Esto podría requerir, por ejemplo, traducir un texto a las lenguas locales y celebrar reuniones públicas para explicar el propósito de los mapas y cómo han sido creados.

    Los mapas no son sólo útiles para prepararse para los fenómenos extremos y responder ante ellos. También se han empleado para planificar los cambios climáticos a largo plazo. Por ejemplo, en Sudáfrica, que alberga tres lugares críticos para la biodiversidad global y cerca de un 15% de las especies costeras y marinas conocidas, se están utilizando mapas en un esfuerzo por informar y mejorar la forma en que se gestionan los ecosistemas y los servicios que aportan a la población local para hacer frente a los riesgos climáticos. En concreto, los mapas se han empleado tanto para documentar la tierra de valor bajo, donde la conversión para el desarrollo es más aceptable, como para identificar las áreas críticas para la conservación de la biodiversidad, en las que no se deberían llevar a cabo actividades destructivas. El gobierno de Sudáfrica ha utilizado esta cartografía de la biodiversidad no sólo como fuente de información para una planificación espacial y del desarrollo eficaz, sino también para crear una estrategia nacional para expandir las áreas protegidas con el fin de conservar la biodiversidad y aumentar la resiliencia de los ecosistemas. Hasta la fecha, las autoridades locales están desarrollando planes relacionados con la preservación de la biodiversidad en siete de las nueve provincias del país (véase el estudio de caso de la página 116).23

    ANÁLISIS DE LA VULNERABILIDAD

    Tal y como se expone en el Capítulo 2, los impactos del cambio climático están influenciados por circunstancias locales, sociales y ecológicas, que son factores que determinan la vulnerabilidad. No importa de qué impacto se trate, si de una sequía, una plaga o el deshielo de los glaciares, algunas poblaciones y ecosistemas serán más vulnerables que otros. Los análisis de la vulnerabilidad identifican a los más vulnerables a un cambio climático dado analizando los factores que provocan que ciertas poblaciones y ecosistemas experimenten los cambios de forma diferente. No podemos presentar una evaluación de todas las estrategias existentes aquí, ya que todavía no existe ningún procedimiento común para llevar a cabo un análisis de vulnerabilidad. Entre las estrategias existentes, los análisis cualitativos, que a menudo se basan en consultas a grupos de interés o encuestas, se centran más en los procesos, condiciones y estructuras que aumentan o abordan la vulnerabilidad. Los análisis cuantitativos, que a menudo se basan en modelos, pueden valerse de indicadores tales como la capacidad económica nacional y los recursos medioambientales para evaluar la vulnerabilidad de un área.24

    Aunque esta lista no es exhaustiva y los factores que se deben tener en cuenta variarán dependiendo del lugar y el impacto, los puntos claves para los análisis de vulnerabilidad incluyen la pobreza, desigualdad, salud, género, acceso a los recursos y posición social.25 Para ser más precisos y útiles, estos análisis deberían dar una gran importancia a la participación de las comunidades y grupos afectados. Esto permitirá que los funcionarios públicos identifiquen las principales preocupaciones de los afectados y aprovechen el conocimiento local en la planificación de la adaptación y en las medidas para la prevención de riesgos.26

    Asistencia para elegir entre diversas opciones políticas

    Las herramientas no son útiles sólo a la hora de recopilar y analizar información para identificar los riesgos climáticos. Los responsables de tomar las decisiones también pueden valerse de ellas para priorizar y elegir entre opciones políticas y de planificación. Esta sección describe tres herramientas (mapas de ruta de decisión, herramientas de predicción y ejercicios de planificación de las circunstancias) que, tras nuestra investigación, se han confirmado como estrategias con un gran potencial de uso en el mundo en vías de desarrollo.

    MAPAS DE RUTA DE DECISIÓN

    Una manera en la que los gobiernos pueden combatir los cambios climáticos a largo plazo, teniendo en cuenta las prioridades a corto plazo y la escasez de recursos, es emprender ahora acciones que tengan muchas más ventajas que inconvenientes y que se puedan ampliar o modificar en el futuro si las condiciones lo requieren. Los mapas de ruta de decisión son de gran ayuda para los planificadores, ya que buscan poner en marcha acciones a corto plazo que no excluyan la opción de emprender acciones más agresivas posteriormente. Esta herramienta es especialmente útil para combatir la incertidumbre a largo plazo y desarrollar estrategias de adaptación sólidas durante años o décadas. Funciona mediante la identificación de diferentes opciones políticas según cómo se desarrollen los impactos climáticos.

    Como se expone en el Capítulo 4, el proyecto del Támesis 2100 en el Reino Unido identifica las medidas de adaptación que se pueden secuenciar con el paso del tiempo si el riesgo de que Londres sufra inundaciones aumenta debido a la subida del nivel del mar. El Cuadro 6.1 muestra cinco opciones que van aumentando su agresividad, que van desde la mejora de la barrera del Támesis existente hasta la construcción de una nueva barrera si el nivel del mar sube más de un punto indicador determinado. El mapa de ruta de decisión se basa las estimaciones del tiempo necesario para pasar de una intervención a otra con el fin de que no se descarte ninguna opción por falta de tiempo. El mapa de ruta de decisión también es neutral respecto al escenario (véase el Cuadro 6.3) y no necesita un cálculo de las probabilidades de diversos impactos, lo que hace que esta herramienta necesite muchos menos datos y sea menos costosa.

    Esta herramienta es eficaz cuando los responsables de tomar las decisiones disponen de información específica: los umbrales (por ejemplo en la subida del nivel del mar) o cuándo se podrían poner en marcha ciertas respuestas, con tiempo suficiente para su implementación (véase el Capítulo 4).

    HERRAMIENTAS DE PREDICCIÓN

    Una predicción temprana de los cambios que se avecinan, tales como patrones de precipitación alterados o brotes de plagas, puede aportar información útil para emprender acciones eficaces y propiciar una toma de decisiones proactiva. Unas herramientas que proporcionen información sobre los cambios climáticos previstos o los patrones meteorológicos estacionales pueden mejorar la capacidad de los responsables de tomar las decisiones de emprender acciones antes de que sea demasiado tarde para actuar con eficacia.

    Un ejemplo lo constituye la herramienta de predicción en línea utilizada para controlar los destructivos incendios en turberas en Borneo Central, Indonesia. Estos incendios se cobraron numerosas vidas y propiedades, además de liberar grandes cantidades de gases de efecto invernadero (véase el estudio de caso de Indonesia, p.67). El Instituto Internacional de Investigación sobre el Clima y la Sociedad, perteneciente al Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, y la

    Universidad Agrícola de Bogor, en colaboración con el gobierno de Indonesia y con organizaciones no gubernamentales, crearon esta novedosa herramienta de predicción en 2007. Esta herramienta informática elabora previsiones en base a pronósticos meteorológicos estacionales a escala provincial que se actualizan mensualmente y a datos de precipitación a escala distrital actualizados cada 10 días aproximadamente. Los datos de precipitación registrados se utilizan para comparar los registros históricos con los nuevos patrones de cambio. Las autoridades provinciales han utilizado esta herramienta, que ha demostrado ser muy útil al generar previsiones sobre la actividad del fuego con hasta dos meses de antelación. El resultado ha sido una mejor gestión de las quemas controladas para preparar la tierra, realizadas por pequeños agricultores y en las plantaciones.27

    PLANIFICACIÓN DE ESCENARIOS Y EJERCICIOS DE SIMULACIÓN

    Numerosas instituciones, desde empresas privadas a instituciones militares, utilizan la planificación de escenarios.

    Los escenarios aportan perspectivas alternativas en las que se pueden poner a prueba los planes y políticas. Teniendo en cuenta la gran variedad de tipos de cambios e incertidumbres asociados al aumento de la temperatura global (desde fenómenos meteorológicos extremos a cambios estacionales pasando por la subida a largo plazo del nivel del mar), la planificación de escenarios también puede jugar un papel importante en la planificación y creación de políticas de adaptación.

    El Informe de Recursos Mundiales modificó la planificación de escenarios tradicional para convertirla en un ejercicio de simulación simplificado. Llevó a cabo dos ejercicios de simulación durante la fase de investigación, diseñados para generar un debate sobre la planificación para los cambios en el futuro. Estos ejercicios se realizaron en Ghana y Vietnam a finales de 2010, y en ellos participaron directivos públicos de los ministerios de energía y agricultura de ambos países, así como académicos y representantes de la sociedad civil. El Cuadro 6.2 describe los ejercicios y sus resultados.

    Desde el punto de vista de los políticos nacionales, estos ejercicios tienen varias ventajas. Su uso puede facilitar el intercambio entre grupos de interés cuyo apoyo será necesario para llevar a cabo medidas de adaptación eficaz, reuniendo a funcionarios públicos con académicos, ONGs y representantes de las comunidades, y también reforzar la participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones. Estos encuentros pueden poner de relieve los retos claves a los que nos enfrentamos al intentar equilibrar la ciencia de los impactos climáticos con los intereses de los diversos grupos. Estos ejercicios pueden también identificar los recursos y las condiciones necesarias, así como las ventajas y desventajas, para que los países se preparen eficazmente para los cambios futuros. El juego de roles también permite a los responsables de la toma de decisiones apartarse de posturas y posiciones arraigadas, obligándoles a mirar los problemas desde otros puntos de vista. Las revisiones de los ejercicios, que normalmente tienen lugar una vez terminadas las simulaciones, permiten a los directivos y otros grupos de interés participar para relacionar las lecciones aprendidas con los problemas reales a los que se enfrentan.

    Las estrategias propuestas en este y en los tres capítulos anteriores se basan en un elemento vital: los recursos. Un considerable capital financiero, humano y social será necesario para que los gobiernos de los países en vías de desarrollo elaboren una estrategia integral para hacer que sus economías y comunidades sean reslientes al clima. Además, el éxito de muchas de las estrategias que proponemos dependerá del mantenimiento de los recursos ecológicos de los que todos, y especialmente las comunidades rurales, dependemos. El siguiente capítulo examina los recursos necesarios y las estrategias que deben tener en cuenta los funcionarios públicos tanto para prepararse para el cambio climático como para responder a él.


    Estudio de caso

    BANGLADESH: GESTIÓN DE DESASTRES EN EL CAMBIO CLIMÁTICO

    Bangladesh es uno de los países más propensos a los desastres naturales del mundo entero. En un año normal, cerca de 10 millones de sus habitantes se ven afectados por uno o varios riesgos relacionados con el clima, y una cuarta parte del país se inunda.1

    Kirsten Luxbacher, Experta Independiente

    Abu Mostafa Kamal Uddin, Programa de las Naciones

    Unidas para el Desarrollo

    En la década de los 90, dos factores cambiaron la estrategia de planificación de desastres de Bangladesh. El programa anterior se consideró un fracaso, ya que prácticamente no mejoró la preparación y respuesta a un gran ciclón que azotó el país en 1998. Al mismo tiempo, quedó claro que los desastres naturales a los que es propenso Bangladesh aumentarían su frecuencia y se volverían más extremos con el cambio climático. El resultado de este cambio de actitud fue el Programa de Gestión Integral de Desastres de Bangladesh (CDMP), probablemente el más ambicioso de este tipo en un país en vías de desarrollo.

    Este programa tiene dos objetivos: facilitar un cambio de paradigma en la gestión de desastres en Bangladesh, esto es, dejar de concentrarse en el alivio y la rehabilitación para prestar más atención a la reducción de riesgos, y fomentar una estrategia integral que abarque todos los tipos de peligros para reducir los riesgos y vulnerabilidades del país.2

    La primera fase del programa, que duró cinco años, terminó en 2009, y ha tenido resultados notables, entre ellos la creación del Centro de Información para la Gestión de Desastres; la cartografía sistemática de peligros, riesgos y vulnerabilidades; y un programa integral de formación para los funcionarios públicos.

    En conjunto, estas iniciativas han incrementado significativamente la capacidad del país para responder a los desastres proactivamente y han salvado muchas vidas. Esto quedó claramente reflejado en las evacuaciones a gran escala previas al ciclón Sidr en 2007, que fueron un éxito. Los eficaces sistemas de alerta temprana, precedidos por las campañas de concienciación pública, consiguieron que el número de muertos no pasara de los 4.000, una cifra muy positiva si la comparamos con los 140.000 muertos que dejó un ciclón de fuerza similar en 1991.

    Aunque aún existen obstáculos, el gobierno de Bangladesh y sus asociados (el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID), la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (ONUSP), y la Unión Europea) han creado un programa insignia que podría servir de ejemplo para otros países. La segunda fase, la implementación, está financiada íntegramente por los donantes de la primera fase y otros nuevos, y ya está en marcha. A continuación se describen muchos de los componentes del CDMP.

    Centro de Información para la Gestión de Desastres

    En los momentos posteriores a un fenómeno extremo, los organismos de planificación deben ser capaces de reaccionar con rapidez. Por ello, el CDMP creó el Centro de Información para la Gestión de Desastres, que recoge y distribuye con rapidez la información en caso de inundaciones, ciclones, tsunamis, terremotos u otros fenómenos extremos. En situaciones de emergencia,3 funciona 24 horas al día 7 días a la semana, y está conectado mediante enlaces de telecomunicaciones y un portal en Internet con los 64 distritos y los 235 subdistritos (upazilas) considerados en alto riesgo de verse afectados por fenómenos meteorológicos extremos. El Centro de Información para la Gestión de Desastres también proporciona apoyo informático a dos organismos del gobierno, el Departamento Meteorológico y el Centro de Alerta y Predicción de Inundaciones.

    Programa de estudio del cambio climático

    El CDMP también creó un programa de estudio del cambio climático que ha desarrollado situaciones hipotéticas de impactos climáticos en regiones concretas de Bangladesh. En colaboración con el Centro Hadley de Cambio Climático de la Met Office del Reino Unido, este programa ha permitido formar a funcionarios del gobierno de Bangladesh y profesionales de organizaciones no gubernamentales en la elaboración de modelos climáticos regionales. También se crearon una base de datos nacional sobre el cambio climático, una biblioteca especializada en cambio climático y una red de representantes de los principales ministerios y departamentos.4

    En otra iniciativa para construir capacidad, el CDMP lleva desde el año 2007 desarrollando unos manuales de formación para la preparación ante los desastres y ofreciendo cursos de formación para unos 25.000 funcionarios públicos.

    El gobierno también ha contado con la participación de las universidades del país para desarrollar programas de gestión de desastres.

    Cartografía de peligros, riesgos y vulnerabilidad

    Se han elaborado mapas de riesgos que valoran el riesgo de terremotos en tres de las principales ciudades: Daca, Chittagong y Sylhet. Entre otros, los mapas muestran las líneas de falla, la textura del suelo y los diseños de los edificios. Además, ahora existen mapas de riesgos para toda la línea costera del país, que detallan los riesgos de tsunamis y marejadas ciclónicas. Los gobiernos de las ciudades han hecho uso de esta información para mejorar sus códigos de planificación y edificación, para elaborar los procedimientos de respuesta y los sistemas de alerta temprana y establecer prioridades para las actividades de adaptación.5

    Valoración de los riesgos para las comunidades

    Para ayudar a los gobiernos locales a prepararse para los desastres naturales, los directivos del CDMP, con la ayuda de comités locales de gestión de desastres y ONGs, utilizan métodos inclusivos y participativos para identificar y evaluar los peligros, riesgos y vulnerabilidades a los que se enfrentan las comunidades. El objetivo es combinar los datos científicos y los pronósticos con el conocimiento local para elaborar un análisis completo y preciso, que será la base de un plan de actividades para la reducción de riesgos, en el que se concentrarán las comunidades.6 A menudo, estos proyectos incluyen diversas actividades, por ejemplo, actividades para la reducción de riesgos en la agricultura y los cultivos, cursos de formación para la preparación ante los desastres, iniciativas de repoblación forestal o elevación de las carreteras.7

    BANGLADESH: CONVIVIENDO CON LOS RIESGOS CLIMÁTICOS

    El Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres calcula que en Bangladesh, entre 1979 y 2008, más de 191.415 personas murieron y cerca de 229 millones se vieron directamente afectadas por desastres naturales tales como tormentas, tornados, inundaciones y deslizamientos de tierra. Se estima que el daño económico total fue de unos 5.600 millones de dólares americanos.

    El impacto de estos desastres se agravó por el hecho de que casi un 40% de la población del país vive en la pobreza y cerca de un 60% de la superficie del país está a menos de cinco metros sobre el nivel del mar.

    Se espera que el cambio climático provoque ciclones tropicales más severos y frecuentes, lluvias más fuertes e irregulares durante la temporada del monzón, el deshielo de los glaciares del Himalaya y una subida en el nivel del mar.

    LECCIONES APRENDIDAS

    El apoyo ha sido fundamental para el éxito del CDMP. La Secretaría del Ministerio de Alimentos y Gestión de Desastres asumió el cargo de director nacional del proyecto del nuevo programa de gestión de desastres, y otros ministerios también reconocieron la necesidad de incorporar la reducción del riesgo de desastres en sus estrategias nacionales de reducción de la pobreza y planificación del desarrollo. Las asociaciones con los gobiernos subnacionales e instituciones también fueron de gran importancia. Actualmente, más de 75 organizaciones forman parte de esta red, lo que ha aumentado en gran medida el alcance del programa, que comenzó como un proyecto piloto en tan sólo siete distritos.

    Sin embargo, este joven programa ha presentado grandes retos. El hecho de que el personal del CDMP cambie frecuentemente y de que a menudo haya dificultades para remunerar su trabajo ha supuesto un problema, y durante los primeros cinco años, hubo nada menos que siete Secretarías y cinco directores generales de la Oficina de Gestión de Desastres. Además, la incorporación del la reducción del riesgo de desastres sólo se ha llevado a cabo en el organismo de aplicación del CDMP, el Ministerio de Alimentos y Gestión de Catástrofes.

    El gobierno de Bangladesh ha reconocido la necesidad de garantizar la transparencia y la rendición de cuentas de las iniciativas de reducción del riesgo de desastres en las comunidades y de incluir a los grupos vulnerables y marginados, como las mujeres o las poblaciones más pobres.

    El gobierno se ha comprometido a hacer frente a estas dificultades durante la segunda fase del programa, que comenzó en 2010. El objetivo principal es institucionalizar la reducción de riesgos y la adaptación al cambio climático en 13 ministerios y organismos claves. Los ámbitos prioritarios en los que se debe concentrar la acción son los instrumentos políticos y legales, la construcción de la capacidad de los directivos a todos los niveles del gobierno, la generación de información y el acceso a la misma, y la creación de vínculos institucionales.

    Notas finales

    1 Ernst, Gobierno de Bangladesh 2009.

    2 Gobierno de Bangladesh y PNUD s.a.; documento de proyecto s.a.

    3 Russell et ál. 2009.

    4 Russell et ál. 2009.

    5 Rector 2011.

    6 Ministerio de Alimentos y Gestión de Catástrofes

    Gobierno de Bangladesh s.a.

    7 Russell et ál. 2009.

    8 Gobierno de Bangladesh 2009.

    9 Ministerio de Alimentos y Gestión de Catástrofes

    Gobierno de Bangladesh s.a.

    10 Gobierno de Bangladesh 2010.

    Este programa insignia podría servir como ejemplo a otras naciones.

    Estudio de caso

    CHINA: CONTROLANDO LAS CRECIDAS DEL RÍO YANGTSÉ

    Durante casi un milenio, los esfuerzos de China por controlar las frecuentes inundaciones en la cuenca del río Yangtsé se concentraron en construir estructuras como diques y pólders, que son áreas creadas artificialmente y diseñadas bien para retener el agua o mantenerla fuera. Sin embargo, tras las devastadoras inundaciones que anegaron la zona central del Yangtsé en 1998, y que acabaron con la vida de más de 4.000 personas y provocaron pérdidas económicas de más de 25.000 millones de dólares americanos, el gobierno adoptó una estrategia radicalmente diferente.

    Jamie Pittock, Universidad Nacional de Australia

    Ming Xu, Instituto de Ciencias Geográficas e Investigación de Recursos Naturales, Academia China de las Ciencias

    En la cuenca central del Yangtsé, esta estrategia tuvo como resultado la restauración de las llanuras de inundación naturales a lo largo de varios miles de kilómetros cuadrados mediante la eliminación de una red de diques que formaban pólders para la producción de arroz. Cerca de 2,4 millones de personas fueron trasladadas de las llanuras de inundación a los pueblos cercanos en tierras más altas, y recibieron ayuda del estado para la reconstrucción de viviendas y sistemas domésticos de biogás, y para la creación de nuevas empresas agrícolas.

    El gobierno chino consideró la restauración de las llanuras de inundación como una opción de adaptación que sólo aportaba beneficios, pues era una manera firme de gestionar la variabilidad y el cambio climático que aportaba al mismo tiempo grandes beneficios medioambientales y socioeconómicos. Esta medida no sólo ha permitido gestionar mejor las inundaciones, ya que ahora la llanura recibe el exceso de caudal, sino que también ha beneficiado al medioambiente a través de la mejora de la calidad del agua, la recuperación de la flora y la fauna, la conservación de especies amenazadas y la designación de reservas naturales. A pesar de que las reubicaciones supusieron un trastorno para muchas personas, sus medios de vida y su resiliencia han mejorado considerablemente.

    UTILIZAR LA NATURALEZA PARA LA ADAPTACIÓN

    El Yangtsé es el río más largo de China. Se extiende a lo largo de 6.300 kilómetros y su cuenca atraviesa 19 provincias en un área de más de 1,8 millones de kilómetros cuadrados.1 Más de 400 millones de personas viven en esta Cuenca, que produce el 40% del PIB de China. En la zona central del Yangtsé, las comunidades pobres de las llanuras dependen en gran medida del cultivo de arroz o productos de acuicultura, lo que hace que sus medios de vida sean vulnerables a desestabilizarse debido a las inundaciones.

    En las últimas décadas, las poblaciones e infraestructuras locales se veían afectadas periódicamente por graves inundaciones monzónicas, que amenazaban con causar daños catastróficos y muertes si los diques de las orillas se rompían. El aumento en la frecuencia de inundaciones peligrosas se atribuía a diversos factores, entre ellos el uso de las llanuras de inundación para la agricultura, que provocaba que el agua se concentrara en áreas más pequeñas con picos de crecida más altos.2 Otro factor era una mayor erosión de la cuenca, que provocó la obstrucción por sedimentos de los lagos de la región central del Yangtsé, y de otras zonas de llanura que antes eran capaces de contener el agua de grandes inundaciones de forma segura. Entre los años 50 y los 90, desaparecieron más de 3.000 kilómetros cuadrados de humedales de la Cuenca del río Yangtsé.

    Para finales de los 90, el gobierno de China y la comunidad científica cada vez eran más conscientes de que el cambio climático estaba contribuyendo al aumento en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos en la región.3 La inclusión de las medidas para la restauración de las llanuras de inundación en el Programa Nacional contra el Cambio Climático en 2007 refleja esta creciente preocupación.

    Tras las devastadoras inundaciones de 1998, el gobierno de China tomó medidas adicionales, instituyendo una política integral de 32 medidas en un esfuerzo por prevenir que este tipo de fenómenos destruyeran la región en el futuro. Esta intervención, que se diseñó como una política a 30 años que se implementaría en etapas de cinco, tenía cuatro objetivos principales:

    – Aumentar la cobertura forestal mejorando la protección de los bosques y plantando bosques en tierras de cultivo escarpadas.

    – Restaurar las llanuras de inundación eliminando diques de contención y convirtiendo los pólders empleados para la agricultura en llanuras de inundación para aumentar la capacidad para retener las aguas de inundación.

    – Reubicar a los agricultores construyendo nuevos municipios y darles puestos de trabajo en lugar de subsidios agrícolas.

    – Reforzar los diques y el dragado de los cauces.

    Estas medidas fueron implementadas principalmente por los gobiernos provinciales y el Ministerio de Recursos Hídricos. En el ámbito nacional, el proyecto fue coordinado por el Consejo de Estado e implementado conjuntamente por organismos sectoriales, entre ellos el Ministerio de Agricultura, la Administración Forestal Estatal y el Ministerio de Protección del Medio Ambiente (la antigua

    Administración Estatal de Protección Ambiental). En algunos casos, el gobierno contó con la ayuda de varias organizaciones no gubernamentales, entre ellas el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). WWF, por ejemplo, convenció a organismos de varios distritos para abrir las compuertas y volver a conectar así los humedales de las llanuras de inundación con el río, lo que propició la recuperación de las poblaciones de peces y la biodiversidad.

    A lo largo de la cuenca, el programa ha restaurado hasta la fecha 2.900 kilómetros cuadrados de llanuras de inundación, lo que añade una capacidad de retención de 13.000 millones de metros cuadrados.

    Los grandes beneficios medioambientales que estas acciones han traído son aumentos en las poblaciones de peces y aves migratorias, así como una mejora en la calidad del agua. Entre los beneficios económicos se encuentran la diversificación de los medios de vida. La población, que antes vivía principalmente del cultivo de arroz ahora también vive de las frutas y verduras, la pesca, los gusanos de seda, los brotes de bambú, los lirios y la ganadería. En algunas zonas, las plantas de biogás subvencionadas que funcionan con estiércol animal ya están generando energía limpia y fertilizantes orgánicos. Los ingresos de varias comunidades reubicadas en los lagos han aumentado entre un 30% y un 40%.4

    A pesar de que la reubicación de comunidades a gran escala creó controversia, normalmente estas poblaciones vivían en la pobreza a causa de los efectos de las frecuentes inundaciones y tenían problemas de salud debido a la presencia de esquistosomiasis en las llanuras. La intervención del gobierno para trasladar a estas poblaciones a tierras más altas les ha permitido mejorar sus condiciones de vida, con una mejora en su salud, unas viviendas mejores y un acceso a los servicios públicos y a los medios de vida, y ha reducido el riesgo de inundaciones. Sin embargo, no todo el mundo ha podido disfrutar de estos beneficios, y hay quien afirma que ha habido corrupción a la hora de distribuir las subvenciones y otros recursos.

    Lecciones aprendidas

    Esta política es un ejemplo de una estrategia de gestión de riesgos proactiva que hace uso de la capacidad científica de China y de los mecanismos de planificación intersectoriales, y que se lleva a cabo gracias a una generosa inversión del gobierno. Un elemento importante de esta estrategia es el desarrollo e implementación de políticas específicas que favorecen la gestión de la adaptación.

    Teniendo en cuenta la magnitud de las medidas de gestión de inundaciones que se implementaron, la labor de liderazgo por parte del gobierno nacional fue crucial para la promulgación del programa. Aunque éste fue implementado conjuntamente por funcionarios oficiales de los sectores pertinentes, la supervisión y la autoridad del Consejo de Estado de China, a través de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, fueron factores decisivos para garantizar la cooperación entre los diversos organismos del gobierno que participaron.

    Sin embargo, todavía existen obstáculos, entre ellos la dificultad de coordinar las instituciones para que sus funciones no se solapen y de garantizar el apoyo permanente de los directivos públicos a las obras de ingeniería o la incapacidad de responsabilizar a los directivos locales de la implementación de políticas nacionales.

    Los beneficios incluyen un aumento en las existencias de peces, una mejora en la calidad del agua y la diversificación de los medios de vida.

    INDICE y PRESENTACIÓN


    INFORME Recursos mundiales: Adaptación en marcha (Spanish Edition) (Spanish) Paperback – April 6, 2021
    Edición en AMAZÓN Impreso papel

    https://www.amazon.com/dp/8493217662/

    Edición en Amazón Kindle Digital
    https://www.amazon.es/dp/B0075X3BGA/

    Edición en Bubok Impreso papel
    https://www.bubok.es/libros/217732/Recursos-mundiales-Adaptacion-en-marcha-Tomando-decisiones-en-el-cambio-climatico


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