Máximo Académico 3.

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  1. Veo veo: Desde mi ordenador

 

Que la cercanía destruya el mito. Cuando un diseñador de vehículos ve un rollo de acero recién salido del alto horno ve un coche, el de muebles ve una mesa, el de cacerolas una batería de cocina, el de electrodomésticos una lavadora … En Internet el código es visto por unos y otros desarrolladores como un correo electrónico, un correo como una web, dos o más correos abiertos en un mismo dominio web como un messenger,  en un messenger se ve un foro, en un foro una plataforma de blogs, en un wordpress una red social y en una versión nueva del programa flash un youtube.

 

Al final, en origen casi todo son trozos de códigos que se pegan con un clic en un botón, desde el botón de negrita de un .doc, al botón de play en un vídeo digital.

 

Hoy cualquiera que maneje conocimientos básicos puede ser el dueño de un caralibro a la carta. ¿Por qué no lo haces tú?

 

Un recuerdo de cuando era muy pequeño lo protagoniza un grupo de personas ya adultas que hacían cortos con cámara Super8. Me llamaban la atención. Guión bueno, producción, rodaje… luego a revelar el rollo, visionar, montar en un estudio de alquiler, moverlo por festivales y concursos, enviar copias por correo postal… En fin, un trabajo de meses. Hoy esto lo puedes hacer desde un ordenador con unos clicks.

 

La práctica, hacer prácticas, es una forma acelerada de adquirir más conocimiento y experiencia.

 

 

 

LA INFLUENCIA SE ‘VENDE’ Y TÚ ERES EL QUE LA DA

 

Los avances tecnológicos, los diferentes enfoques de promoción y servicios, junto a la mayor capacidad de los sistemas de comunicaciones, hacen que el proceso no pare nunca. Lo que formó parte de la denominada cultura de internet en sus primeros años, los 90, de vida social, el vínculo entre páginas, pasó a convertirse en el primer gran proveedor de ingresos en forma de vínculo previo pago, es decir, en forma de anuncio. Vincularte, vincular, es el motor que lo mueve todo. Una aplicación de un teléfono móvil es en esencia un simple vínculo, pero promocionado de forma que se vea natural, en su caso, cobrar por él; y está muy bien.

 

Ahora, alrededor de todo eso, que por naturaleza es siempre fácilmente replicable, entra de lleno el tiempo de la rentabilidad física y no del crecimiento basado sólo en el dinero de inversores. Lo que no hay que olvidar es que los ingresos publicitarios, la venta de aplicaciones y muchos otros más… no son las únicas formas de ingresos, ni en internet ni en los medios de comunicación tradicionales, la influencia es la que da el valor, y también se puede ‘vender’.

 

La diferencia ahora es que ya no está sólo en manos de pocos, de los medios de comunicación de masas donde al menos había o hay comités de redacción y normas deontológicas (5) en las empresas de prestigio; ahora todos podemos emitir e influir.

 

Si vas a ser emisor, no te cortes, pero hazlo con conocimiento. Emite lo que sabes o sabrás hacer bien o de forma excelente y vincúlate. Tomar decisiones importantes sin sabiduría suficiente es de descerebrados.

 

Corre riesgos, aprovecha oportunidades, pero con conocimiento.

 

Tal y como se ha puesto la cosa, a mí cada vez me gusta más la publi. La estrategia de comunicación publicitaria, el proceso creativo, es un arte y es divertida. Lo bueno de la publicidad clara es que en esencia es honesta porque dice lo que dice sin ocultar que pagan por insertar su mensaje.

 

Hoy, con la red es muy difícil diferenciar prescriptores de anunciantes; como hay tantos y desconocidos en lo personal, pues a saber cómo te fías de algo o alguien. Esto es tan normal como la vida misma; un amigo te recomienda un restaurante y luego resulta que es porque vende el queso que tu amigo produce. ¿Me lo hubiera recomendado también si no fuera así, o al revés?

 

A un periodista de los de verdad, si miente, le mandan a galeras un tiempo o le despiden. A la mayoría de los mortales no.

 

Tú eres el que da influencia en la medida en que te influyen. Eres jefe. Manda, pero sin pasarte eh; el poder y su ejercicio es un arte. Con justicia y equidad. No es bueno tomar decisiones cerradas con información no confirmada. La autoridad de tus opiniones te la darán los demás.

 

El márketing y la publicidad son actividades esenciales en nuestra sociedad de hoy. Con la publi, el anunciante controla el mensaje y se responsabiliza de él, como remarca la experta y profesora Maribel Reyes Moreno (3). Eso, tal y como está la cosa digital, le da y dará más valor. Lo malo del márketing, el peligro, es que se base en el engaño y que no tenga responsabilidad Social (17).

 

 

 

 

‘TOMBOLEROS’ DEL SIGLO XXI

 

Cariño, hoy hemos ingresado 36.000 euros por 3.000 clicks. ¡Oh! querido, eres un ‘genio’, pero un día te va a dar a ti un click; un click de los gordos en toda la cara. La conversación, hipotética, sería entre un ejecutivo de compañía aérea de bajo coste encargado de diseñar la estrategia para ingresar 12 euros por nada; por poner un botón en el que la gente que hace click previamente ha leído el texto “comprar seguro de vuelo”; ya sabes, por si no puedes viajar porque te has puesto malito y has tenido que ir al médico. Al final, todo está diseñado para no devolver el importe del billete; te cansarás en el proceso de petición y reclamación. Sólo seréis dos  o tres y sin estar conectados. Aprende.

 

De éstas hay ya demasiadas. Te imaginas al panadero del barrio lanzando la siguiente promoción a toda pastilla en la fachada:

 

¡Barra de pan a 30 céntimos!

 

La cola gigante antes de abrir. Tras la espera, entras: Una barra… ¿Pero qué me da, este pan no está horneado. Bueno, señor, está precocido. Ya, pero no se puede comer así. Es la oferta, Barra de pan a 30 céntimos; si es pasada por el horno son 20 céntimos más. Tengo prisa, voy al trabajo, deme una horneada. Tome, son 50 céntimos. Oiga, pero no traigo nada, por favor envuélvala un poco con un papelito de esos o en una bolsa de papel. Vale, son 10 céntimos más; total.

 

Es de risa ¿verdad? Pues esto pasa decenas de miles de veces a diario, pero no con barras de pan precisamente. Lo peor de estas prácticas tomboleras* es que además de engañar están llevando a la ruina a los negocios de verdad, sobre todo pequeños y medianos, a las empresas que producen y venden con calidad a precios justos y razonables, pero a los que se les escapa la clientela atrapada en ofertas más o menos engañosas.

 

* Los de las tómbolas siempre dicen cosas así por el micrófono a todo volumen: ¡Y otra montanbaik con Indurain! ¡La chochona de regalo! ¡El perrito piloto! ¡Seguimos premiando, seguimos regalando! ¡No paramos! ¡Secretario, secretario…! ¡Premio para el caballero! Los que están lejos se acercan ante tanto premio consecutivo. Al final es el mismo cantado muchas, muchas veces. A éstos ya los conocemos. Y mola.

 

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